María Luisa ha cambiado su forma de hacer la colada. Tiene lavadora en casa, pero prefiere ir a la lavandería porque asegura que ahorra tiempo y dinero. "Es ideal, con una colada lavo todo y en mi casa la lavadora es pequeña y tengo que poner tres", sostiene
La estrategia de Carmen consiste en aguantar un poco, llenar la maleta con toda la ropa sucia que tenga y poner las prendas a la vez. "A la hora de lavar es más rápido y tengo tanto limpieza como secado", explica.
No obstante, también hay quien acude a las lavanderías porque en casa no tiene lavadora.
En cualquier caso, las lavanderías se han multiplicado en España y en apenas cinco años hay un 62% más de estos negocios.
El primer factor que lo explica es el tamaño de las viviendas. Con casas cada vez más pequeñas en las grandes ciudades, queda poco espacio para electrodomésticos y muchos deciden prescindir de este. "Vivo en un bajo y no tengo donde tender la ropa por eso aprovecho y lavo así, secándolo después", declara Paulino, usuario de lavandería
También entran en juego las últimas facturas de la luz: con el precio de la electricidad disparado por las nubes, muchos han encontrado en las lavanderías un ahorro. "El gasto se lo traslado a otra persona, no uso la electricidad, no uso el agua", destaca otro usuario.
Y, ojo, porque las lavanderías también son una buena oportunidad de negocio: apenas necesitan personal y en cuestión de dos o tres años se recupera la inversión inicial. Como Ana Jiménez hizo en su pueblo, Ademuz, en Valencia: "Hay gente que no tiene lavadora y las más cercana estaba en Teruel a 44 kilómetros".
Oportunidad de negocio, o ahorro, es la revolución de la colada.