El malestar por lareducción de la jornada laboral máxima a 37,5 horas se extiende entre los empresarios. Desde las principales patronales regionales, en Madrid y Cataluña, hasta las grandes agrupaciones nacionales, CEOE y ATA, muestran su rechazo.
Uno de los más claros en su condena ha sido Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment del Treball, que habla de "fuegos artificiales, propaganda electoral y falta de respeto". Cree que las medidas acordadas en el acuerdo de investidura entre PSOE y Sumar tendrán un "impacto negativo" para las empresas, el crecimiento de la economía y la creación de empleo y ha considerado que suponen una usurpación del papel de los agentes sociales.
"No hemos de hablar tanto de reducción como de reordenación del tiempo de trabajo", insiste la patronal catalana recordando que numerosos convenios colectivos y acuerdos de empresas fijan jornadas laborales inferiores a la jornada legal máxima de 40 horas.
Foment también ha alertado de que la reducción de la jornada laboral implica costes adicionales para las empresas, especialmente para las pymes, lo que podría afectar a "su estabilidad económica y su capacidad para competir en el mercado".
Más contundentes son desde la CEOE, donde hablan de un "atropello constitucional". Denuncian que el acuerdo se salta el diálogo social, impone por ley un límite más reducido y deja al margen a los agentes sociales. Un afán intervencionista , según la CEOE, que se traduce en un "un atropello al papel constitucional de los agentes sociales". Señalan además que tendrá consecuencias negativas en la productividad de las empresas y que aumentará los costes. Y reclaman buscar nuevas fórmulas para repartir el tiempo de trabajo y descanso "no como consecuencia de una imposición legal, sino mediante la negociación colectiva".
Para los autónomos la medida supone un "hachazo" que llega en el "peor momento". El presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) y vicepresidente de la patronal CEOE, Lorenzo Amor, ha calificado de "intervencionismo puro" el acuerdo programático anunciado para reducir la jornada laboral máxima legal de forma progresiva desde las 40 horas semanales vigentes a las 38,5 horas en 2024 y las 37,5 en 2025.
"Yo resumiría el acuerdo de Sumar y PSOE en materia laboral en que el Gobierno invita a cenar a toda la ciudadanía, pero la cuenta de la cena la van a pagar todos los autónomos y las empresas", ha sentenciado.
Optimismo de los sindicatos
No piensan lo mismo desde los sindicatos. El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ha rechazado sentirse "ninguneado" por la medida para reducir la jornada laboral anunciada en el acuerdo de gobierno entre PSOE y Sumar y ha defendido que se lleve a cabo por ley ante la dificultad para negociarla en el ámbito de la negociación colectiva.
"No se pueden fiar al diálogo social, sin ningún otro tipo de elemento político, estos debates", ha dicho Álvarez en una entrevista en Antena3, en la que ha añadido, no obstante, que "habrá espacio para el diálogo y la concertación" entre el Gobierno y los agentes sociales.
Una reducción de jornada como ésta podría haber sido negociada en los convenios colectivos o en el acuerdo para el empleo y la negociación colectiva (AENC) firmado entre sindicatos y patronal este año, ha dicho, pero "ha sido absolutamente imposible ni siquiera situarlo en el marco de negociaciones".
Ahora hablan de "las siete plagas de Egipto" como con el SMI que ha sido una buena figura, ha añadido Álvarez. La reducción de jornada será "positiva para los trabajadores y para la economía. Vamos a ganar en productividad, competitividad, porque por estar más horas no se es más productivo, no se saca mas trabajo", ha añadido.
Desde CCOO, su secretario general Unai Sordo ha respaldado la reducción de jornada laboral al tiempo que ha exigido que el diálogo social tenga un "papel determinante" en cómo aplicar estas horas.
"El debate sobre el tiempo de trabajo no va sólo de reducción sino de distribución, son dos cuestiones paralelas e igual de importantes, hay que abordar las distribución de los tiempos de trabajo y la desconexión digital", ha señalado.
Una misión casi imposible
Alquilar un piso, una misión casi imposible: "Dijimos que éramos pareja y ni aún así nos llamaron"
Encontrar piso de alquiler es ahora mismo una auténtica aventura, desde conseguir una cita, hasta las decenas de pruebas y papeleos que te exigen para quedarte con la casa. Tener dinero no es el único requisito; los que tienen niños o perros, por ejemplo, lo tienen casi imposible.