A sus 86 años, Antonio lleva un día amargo. Ha acudido a su sucursal de Bankia a vender las acciones que le han dado a cambio de sus preferentes. De los 24.000 euros que guardaba para pagarle la universidad a su nieto, sólo ha podido salvar 5.000.
Es el drama de casi 200.000 españoles: primero Bruselas les impuso una quita del 38%, luego la estampida de los grandes inversores hizo que el valor se desplomara un otro 55% y este martes, el primer día en que los ahorradores podían vender, las acciones no hacen más que caer.
Hay quien ha vendido porque necesitaba ya el dinero, aunque fuera perdiendo la mayor parte, pero otros están dispuestos a luchar. Bankia dice que vender las acciones no implica que se pueda recuperar toda la inversión si así lo dictan los tribunales, pero varios expertos dicen justo lo contrario.
Esperan demostrar que la entidad engañó deliberadamente a personas que no eran conscientes de lo que estaban firmando destapan por ejemplo un documento interno de Bankia que en 2008 recomendaba a sus empleados que colocaran preferentes a clientes de perfil conservador.