Las acciones del Popular siguen en caída libre mientras sus opciones de salir a flote se reducen. Un comprador se perfila como la única solución posible.
La entidad esperaba ofertas hasta el 10 de junio y ha tenido que ampliar el período de escucha hasta el 30. Pero si no aparece el caballero blanco, Popular tendrá que emprender un autorrescate en el que primero se tiraría de los fondos propios. Si no son suficientes, además de los accionistas podrían verse afectados los bonistas, los propietarios de deuda y hasta los depositantes.
Si el banco sigue perdiendo el interés de los inversores, sólo quedará estrenar el mecanismo único de resolución europeo, que podría suponer su liquidación. El Gobierno ya ha dejado claro que no meterá dinero. La cúpula del Popular defenderá ante el Banco Central Europeo la necesidad de insistir en la venta.