Europa acaba de aprobar un fondo de recuperación económica por la crisis del coronavirus. Un “hito histórico”, según las palabras del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Tras cuatro días de reuniones, los líderes de los 27 países que integran la Unión Europea han ratificado el acuerdo, en el que España finalmente obtendrá 140.000 millones de euros, más de la mitad de ellos en ayudas directas.

Como relataban fuentes de Bruselas a laSexta el pasado sábado, las negociaciones han sido “complicadas”. También informaban de que España estaba “trabajando mucho” para llegar a un acuerdo —cabe recordar que el resultado debía de ser unánime—. Pero desde sus inicios, estas negociaciones se han topado con un muro: Los Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Austria. Son los denominados “países frugales”, y se han caracterizado por su lucha por recortar las subvenciones de este fondo de reconstrucción.

¿Por qué se les llama países frugales?

Este grupo de cuatro, encabezado por el primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte, fue el causante de que las negociaciones del pasado mes de febrero fracasaran. Los países frugales se caracterizan por su demanda de esfuerzo a los países más afectados y por su negativa a aceptar la cuantía de 750.000 millones de euros. Son los Estados más austeros de los últimos años. Salvo Austria, todos ellos cumplíanlos requisitos económicos del Tratado de Maastricht antes de que estallara la crisis del coronavirus; es decir, tenían una deuda del PIB por debajo del 60%.

El término frugal hace referencia a un tipo de persona que se alimenta de comidas sencillas y poco abundantes. Algo parecido a lo que ocurre con estos países, que a lo largo de los últimos años han aplicado políticas muy estrictas con el fin de tener unas cuentas ampliamente saneadas. Y en esta ocasión, con el beneplácito de Finlandia, han estado ejerciendo presión en las negociaciones para que todos los países se apliquen esa austeridad.

El propio Mark Rutte, entre risas, aseguraba a un ciudadano holandés que “tendría en cuenta” su petición de no dar dinero a España e Italia. El dirigente ha hecho todo lo posible por cumplir su promesa hasta el momento, y se ha mostrado especialmente escéptico con los 450.000 millones de euros que Europa se planteaba dar en subvenciones “no reembolsables”. No obstante, al final esta cifra se ha mantenido, pero con el condicionante del “freno de emergencia”. Como demandaban los Países Bajos, cualquier Estado puede paralizar el desembolso de ayudas si considera que alguno de los países beneficiados no cumple las reformas establecidas en el acuerdo. También han logrado rebajar la cantidad de dinero destinada en ayudas directas en 110.000 millones de euros.

Los países frugales insisten en el control de las medidas en los países del sur y piden reformas a cambio del dinero: “Una Europa más fuerte también significa que los países que se han quedado atrás deben intensificar sus esfuerzos”, afirmaba el primer ministro holandés en la cumbre de este fin de semana.

Finalmente, las negociaciones se saldan con esos 140.000 millones de euros para España. Según el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este es “un gran acuerdo” para nuestro país, y ha explicado que el fondo de recuperaciónse basará en tres pilares: transición digital, transición ecológica y educación y formación para los estudiantes y trabajadores.