La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, no es partidaria de que la sociedad invierta en criptomonedas. Se lo hemos escuchado decir hasta la saciedad. Las ha calificado como "un activo altamente especulativo", sin valor, "no se basan en nada" y ha advertido de las operaciones que se esconden tras la gestión de esos activos, que se usan para "presunto lavado de dinero y negocios oscuros".
Aun así, las criptomonedas han entrado hasta en su propia casa. El año pasado reconoció frente a un grupo de jóvenes de Frankfurt que su propio hijo había invertido en criptomonedas. Ante el público de la ayuntamiento del municipio alemán, reconoció que "perdió casi todo el dinero que había invertido", un 60% de su inversión.
A pesar de las advertencias, muchos -mayoritariamente jóvenes- han decidido ser como el hijo de Lagarde y hacer caso omiso a la presidenta del mayor organismo financiero de Europa. Su demanda está por las nubes y su valor, también. El pasado 5 de marzo alcanzó su máximo histórico, superando los 69.000 dólares. En apenas un mes, sus inversores han visto aumentado su valor en casi un 64%.
Pero todo lo que sube, baja. Más aún, en referencia a activos tan volátiles como son las criptomonedas. Ejemplo de ello es la propia marca. Si a las 16:00 horas del 5 de marzo alcanzaba los 69.325 dólares, apenas cinco horas después, a las 21:00 horas, caía hasta los 59.225 dólares. 10.000 dólares menos en apenas unas horas.
La razón del 'boom'
Los expertos coinciden en una causa, la misma que ha llevado a los últimos incrementos abusivos de esta criptomoneda: la especulación. Felipe Sánchez, profesor de Finanzas de la EDEM, añade una palabra más: halving. Es decir, "los mineros que obtienen estas criptomonedas van a tener menos incentivos por su trabajo, por lo que será más costoso acuñar ese tipo de tokens".
Existe una segunda razón en pro de esta especulación y es la entrada de Bitcoin en Wall Street. Desde enero, la Reserva Federal permite la realización de pequeñas operaciones bursátiles con este activo.
¿Por qué no convence a los poderes económicos?
En 2018, preguntaron la multimillonario inversor norteamericano Warren Buffett qué opinaba de este activo, después de que su valor superara los 9.000 dólares en el mercado de las criptomonedas. Él ya había calificado el bitcoin como "matarratas". En respuesta a si las seguía considerando "veneno para ratas", él respondió que, "en todo caso, veneno para ratas al cuadrado".
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La principal razón por la que los expertos recomiendan no fiarse de las criptomonedas es porque "ni existe un país, ni existe una referencia, ni existe alguien que, de alguna manera, garantice esos activos", explica Ignacio Campos, socio director de ATL Capital. Considera la apuesta por las criptomonedas una nueva "moda", como en su momento lo fue el oro, que seguirá existiendo mientras haya gente que invierta en ellas. Sin embargo, a diferencia de la especulación que hubo en determinadas materias primas, "normalmente tenían una demanda subyacente detrás".
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