La Unión Europea ha decidido acabar con las conocidas como "empresas cáscara". Se trata de sociedades que no tienen trabajadores, inversión ni facturación, y en muchos casos ni siquiera disponen de oficinas ni instalaciones.

En ocasiones, estas empresas quedan inactivas cuando quiebran sus propietarios y no extinguen la sociedad, aunque también se utilizan como sociedades interpuestas para eludir impuestos. Por eso, la Comisión Europea ha puesto fin a estas organizaciones.

En España han desaparecido 223.000 empresas de un plumazo, lo que supone un 6,5 por ciento de las sociedades del país. La región más afectada es la Comunidad de Madrid, que ha visto como un 10% de sus 550.000 empresas han sido eliminadas.