Con el rublo en mínimos históricos, las tiendas de lujo moscovitas han amanecido cerradas. Prefieren esperar, antes que perder dinero con sus ventas.

La angustia es tal que Putin ha tenido que actuar, vendiendo parte de sus reservas de divisas para frenar la sangría de su moneda.Algo que ha conseguido. Ha cerrado la bolsa con una revalorización del 11%, lo que significa, un euro se cambia por 78 rublos.

La Bolsa también se ha animado, con una subida del 14%. Desde el Gobierno ruso dicen que la situación es culpa de los "factores externos". Se encuentran asfixiados entre el embargo comercial y las sanciones de EE.UU. y la Unión Europea.

También, la guerra del petróleo. Una industria que supone el 66% de sus exportaciones y la mitad de sus ingresos.

Los ciudadanos rusos afirman que, "todo indica que los estadounidenses quieren derrocar a nuestro presidente. Esto pasa porque nuestros políticos han comenzado un juego que no deberían haber empezado". Un juego que agita los mercados, muy pendientes de todos los movimientos en el tablero geopolítico.