La presidencia de Luis Díez Picazo en el Tribunal Supremo ha sido cuestionada desde su elección y ha estado salpicada por la polémica tras saberse que había dado clases en una universidad propiedad de los bancos españoles. Arrastra aún más su imagen tras forzar el Pleno de la sala en un movimiento sin precedentes.
A todo hay que sumar su actuación durante las 15 horas de debate; en una postura oscilante, pero siempre evitando que a los bancos les costara dinero. Porque lo que se vivió dentro de la sala fue la tensión de una división total en inicio, con un grupo a favor de que pagaran los bancos y otro inclinado por preservar la doctrina anterior del Supremo, que hace pagar al cliente. Ahí, un Díez-Picazo que se mostró completamente ambiguo y no quiso definirse.
Pasaban las horas, y a media tarde, la magistrada Pilar Teso hizo un propuesta intermedia: que paguen los bancos a partir de ahora, sin aplicar retroactividad. Y votan: 11 jueces se mostraron a favor; entre ellos, Díez-Picazo; y 17 en contra, pero la mayoría lo hicieron porque querían entrar a debatir la retroactividad. Es entonces cuando, a falta de 15 minutos para acabar el pleno, diez magistrados pidieron la palabra. Pero Díez-Picazo no quiso más debate. Los magistrados se revelaron y uno de ellos le acusó de estar hurtando el debate.
El presidente zanjó el tema y ordenó votar. El resultado: empate a 14 entre los magistrados, que Díez-Picazo solucionó decantándose finalmente a favor de la banca. Se cuestiona así el papel del presidente. "Lo que yo hubiera hecho es empatar, dejar las cosas como están y dejarlo para después", ha afirmado el juez emérito del Tribunal Supremo, José Antonio Martín Pallín, en declaraciones a Al Rojo Vivo.
Los 28 jueces abandonaron finalmente el pleno de la sala con un gran malestar, apuntando directamente a la figura de Luis Díez-Picazo por la decisión sobre el pago del impuesto de las hipotecas, y cargando contra la gestión del presidente en la forma de solucionar esta crisis que deja la credibilidad del organismo judicial bajo un peligroso punto de mira.
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