"Otros pueden coger el relevo"
Las "turbulencias" de Trump arrasan con los refugios de los inversores: ni el oro ni el dólar ofrecen ya seguridad
Los detalles Las bolsas han perdido más de 10 billones de dólares y ni el oro ni los bonos del Tesoro resisten la presión. Incluso el dólar cae en picado, mientras los inversores recurren a refugios inusuales como relojes de lujo.

La crisis provocada por los nuevos aranceles de Donald Trump está dejando una estela de destrucción financiera que ni los valores refugio tradicionales son capaces de soportar. Los mercados bursátiles de todo el mundo han perdido ya más de 10 billones de dólares, y la incertidumbre es tal que ni el oro ni los bonos del Tesoro estadounidense están ofreciendo seguridad real a los inversores.
"Ahora mismo estamos hablando de un daño autoinfligido que no habíamos visto en mucho tiempo", alerta el economista Ángel Talavera, en una situación que él mismo califica como "extraordinaria".
Lo que Trump prometió en marzo como "unas pequeñas turbulencias" se ha convertido en una tormenta financiera global sin precedentes en esta década. Cada semana, el eco de sus políticas proteccionistas se traduce en seísmos bursátiles en Tokio, Londres, Frankfurt o Nueva York. Y lo más preocupante: no hay refugio para el dinero.
El oro, el más clásico de los activos refugio, resiste por ahora. Pero su mercado es limitado. "Sigue siendo un activo plenamente válido de forma estratégica", asegura Xavier Fábregas, consultor financiero de ALS VALUE. Sin embargo, advierte: "otros activos pueden coger el relevo", ante una avalancha de capital que el mercado del oro no puede absorber.
Esa presión ha derivado en efectos insólitos: desde febrero, la demanda de relojes Rolex de oro ha explotado, convertidos en inesperadas alternativas de seguridad física para grandes patrimonios.
Tampoco los bonos del Tesoro ni el dólar ofrecen hoy certezas. La divisa estadounidense ha caído más de un 10% desde que comenzó el año, arrastrando consigo la confianza de millones de inversores que, por primera vez en décadas, no saben dónde colocar su dinero.
"Lo más razonable es ser prudente y no caer en el pánico vendedor", aconseja Javier Flores, analista financiero. Pero en un mundo donde incluso los refugios se desmoronan, la prudencia suena cada vez más a resignación.