1,5€ o incluso 1€ por cada habitación que limpian, jornadas que no acaban con hasta 30 habitaciones de hotel para hacer en un solo día... así es la absoluta precariedad laboral que denuncian las camareras de piso, las 'Kellys'.
Además, estas condiciones se agravan en verano: "Ya no tienes que hacer una o dos camas, son tres o cuatro, porque vienen familias enteras de vacaciones y se quedan a lo mejor una semana", explica Miriam Suárez, camarera de piso.
La cosa empeora con los pisos turísticos que tienen varias habitaciones, cocina y sala de estar. Hay sobrecarga de trabajo y la presión les causa ansiedad y estrés. Muchas caen enfermas de lumbago, ciática...
Eso sí, lo peor son los 240 kilos que pesa el carrito de la lavandería o los 40 kilos que pesa de media un colchón. "Me lesioné en el trabajo preparando una cama, tengo los tendones rotos y llevo siete meses de baja", indica Rozana Hernández, camarera de piso.
En 2018 las Kellys se constituyeron en sindicato y llevan varios años luchando para acabar con la externalización de un servicio que les impuso la crisis.
"Nos perjudica primero en el sueldo, un 40% menos. Te hacen contrato de cinco horas, pero te dicen directamente que tienen que ser ocho. Esas tres horas no se cotizan y a parte no te las pagan. Son 20 o 30 habitaciones y no las puedes hacer en ocho horas", denuncia Vania Arana, portavoz del Sindicato las 'Kellys'.
Ya han ido varias veces al Congreso para pedir que se modifique el Estatuto de los Trabajadores y que los hoteleros se vean obligados a contratarlas en plantilla, pero de momento la llamada 'Ley Kelly' sigue guardada en un cajón. Así que mientras ellas vuelven a salir a las calles.
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