La primera ola de calor del verano es la que más muerte provoca, por lo que deberían extremarse las precauciones de cara a la llegada de la "bestia africana" este mismo fin de semana.
Así se desprende de un estudio publicado en el American Journal Epidemiology, que establece que la mortalidad en España se dispara un 21% en la primera ola del verano con temperaturas 'normales' -elevadas, pero en la media-, un exceso de decesos que asciende al 64% cuando el mercurio marca récord.
En los siguientes episodios de altas temperaturas el exceso de muerte sube un 7% -normales- y un 29% -elevadas-, respectivamente, mucho menos que con la primera oleada.
"Aunque todavía se sabe poco sobre el riesgo asociado de mortalidad, los tiempos parecen compatibles con los estudios experimentales, lo que muestra cómo la aclimatación se construye tras dos semanas de exposición al calor y desaparece después de tres semanas sin exposición", aseveran los investigadores, que han recogido datos de temperatura y mortalidad en 305 localizaciones de nueve países, entre ellos España, entre 1985 y 2012.
La razón, según la investigación, es porque al principio hay una falta de aclimatación del cuerpo al calor y también más gente vulnerable al inicio del verano que al final del mismo.
Estos efectos no solo se notan en el aumento de los fallecimientos: la ola de calor afecta más al cuerpo en el primer episodio y el cuerpo se resiente dos o tres días más que en las siguientes.
"Si la población se puede adaptar a las altas temperaturas en un período relativamente corto de tiempo, a través de aclimatación fisiológica o comportamientos adaptativos, la carga sanitaria de periodos largos de calor puede ser más baja", apuntan.