Tras haber vivido un verano intenso en el que las altas temperaturas se han alargado más tiempo del habitual, llega el frío intenso a España. En las dos primeras semanas de diciembre podría llover en algunos sitios del país lo que no ha caído en ocho meses y sobre todo, donde más lo necesitan, como podría ser Extremadura y Andalucía.
Un potente anticiclón que está creciendo entre Groenlandia y el norte de Europa, el nuevo temporal sobre el Mediterráneo y la aparición de borrascas en algunos puntos del país son una muestra del cambio total en la tendencia que podría producirse en estos días.
Esta situación, que podría quedarse a vivir con nosotros las dos próximas semanas, es lo que se denomina una Oscilación Ártica negativa. La Oscilación Ártica es una "forma habitual en la que se coloca la atmósfera" y se define a partir de la presión en el entorno de las Azores y de Islandia.
Cuando se encuentra en su fase positiva tenemos el famoso anticiclón de las Azores y mientras, una zona de bajas presiones sobre Islandia. Cuando esta fase se revierte, se dice que es negativa, y pasamos a tener borrascas por el entorno de las Azores y altas presiones en Islandia.
Cuanto más negativa sea, más anómalo es el anticiclón al norte de Europa y más profundas son las borrascas sobre el Atlántico. Esto es lo que está a punto de pasar y cuando esto ocurra empezaremos a oír el término del vórtice polar.
¿Qué es el vórtice polar?
El vórtice polar es una circulación cerrada con aire frío en su interior que se extiende desde donde vivimos nosotros, la troposfera, hasta la media estratosfera (30 km de altura).
En zonas estratosféricas está circulación suele ser muy circular y según te acercas a la superficie, se ondula. Esta ondulación está condicionada por la cantidad de nieve, las montañas y en gran parte, por los grandes anticiclones de bloqueo.
Hay que recordar que la energía, transportada por las ondas, se propaga libremente por la atmósfera, pero cuando se encuentra con un obstáculo, se desvía. En muchas ocasiones, cuando se forman anticiclones de bloqueo muy potentes, sobre todo entre Groenlandia y los Urales, las ondas chocan con esta "gran roca" y en vez de avanzar en la horizontal suben en la vertical hasta llegar a la estratosfera, perturbando el vórtice.
Lo más importante una vez pasadas estas dos semanas de diciembre es ver cuánto se tambalea el vórtice, ya que si este "se rompe", el invierno en el hemisferio norte es mucho más revuelto.
Las consecuencias de la 'rotura' del vórtice polar
Es cierto es que aunque esto está demostrado por numerosa bibliografía científica, no se puede cuantificar qué zonas exactamente se ven más afectadas.
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Las dos últimas veces que el vórtice se ha roto, 2018 y 2021, España se recuperó de una sequía muy grave y se cubrió de blanco de la mano de Filomena. Por ello, el vórtice polar es y será el rey del invierno.