El 1 de septiembre de 2004, la tranquila ciudad de Beslán en Osetia del Norte, Rusia celebraba el inicio del año escolar. La escuela No.1 de Beslán estaba llena de alumnos y padres cuando 32 terroristas armados, irrumpieron en la escuela. Rápidamente tomaron el control del edificio, agrupando a los rehenes en el gimnasio y colocando explosivos alrededor de ellos. Las fuerzas de seguridad rusas reaccionaron con rapidez, rodeando la escuela y estableciendo un perímetro de seguridad. Los terroristas demandaban la retirada de las tropas rusas de Chechenia, la independencia de Chechenia y la liberación de varios prisioneros.

Las negociaciones entre las autoridades rusas y los terroristas se prolongaron durante todo el día, y continuaron el 2 de septiembre. Este día se logró la liberación de un grupo de 11 madres lactantes y 15 niños pequeños pero los secuestradores se mantenían firmes en sus demandas y amenazaban con matar a los rehenes si no se cumplían. Dentro del gimnasio, las condiciones eran insostenibles: los rehenes, sin acceso a agua, alimentos ni medicinas, empezaban a sufrir deshidratación.

El viernes, 3 de septiembre de 2004 alrededor de las 13:00 horas, dos explosiones sacudieron el gimnasio de la escuela, desencadenando un tiroteo entre los terroristas y las fuerzas de seguridad rusas. Se desató un caos total, con los rehenes intentando escapar mientras las balas volaban por todas partes. Las fuerzas especiales rusas, junto con voluntarios armados locales, lanzaron un asalto desesperado para liberar a los rehenes. La operación fue caótica y extremadamente violenta, con intensos enfrentamientos que duraron varias horas. Finalmente, las fuerzas rusas lograron entrar al gimnasio y liberar a los rehenes restantes. Sin embargo: 334 personas murieron, incluyendo 186 niños, y más de 700 resultaron heridas.

Tras el fin del asedio, el Gobierno ruso inició una investigación para determinar cómo los terroristas pudieron organizar y llevar a cabo el ataque. Hubo numerosas críticas sobre la gestión de la crisis, señalando la falta de coordinación y la respuesta desorganizada de las fuerzas de seguridad.

El 13 de abril de 2017, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó a Rusia por no haber hecho lo suficiente para impedir la matanza de Beslán y por la excesiva fuerza letal empleada por los agentes para acabar con el secuestro del centro educativo. Cada 3 de septiembre se celebra un acto de homenaje a las víctimas en el gimnasio de la Escuela Nº1 de Beslán que se ha conservado tal y como quedó el día de la masacre