Un año de conflictos armados
2024, punto de inflexión para el mundo: las guerras en Ucrania y en Oriente Medio ponen en jaque el equilibrio de fuerzas
Un año turbulento Las páginas de 2024 han estado llenas de sufrimiento en muchísimos países. La guerra asoló Gaza, Líbano y Ucrania, mientras se ha amplificado una sensación creciente de que el orden mundial que surgió de la Segunda Guerra Mundial se está desmoronando.
El año 2024 ha sido un año duro, marcado por las guerras en Ucrania y en Oriente Medio, pero también por conflictos en el Sahel o Sudán, entre otras guerras que están en la sombra. El mundo estalló por todas partes en un año de conflictos que han sacudido las vidas de millones de personas en todo el planeta. Ahora, llega 2025 y 2024 se despide dejando un panorama convulso y páginas llenas de sufrimiento, así como nuevas estrategias geopolíticas y, posiblemente, un nuevo orden mundial que desmontará al conseguido tras la Segunda Guerra Mundial.
A lo largo de estos 12 meses, la agenda internacional ha estado marcada, un año más, por la guerra de Rusia en Ucrania, y la de Israel en Palestina. La de Gaza se extendió por varias zonas, sobre todo, a Líbano y, en menor medida, a Irán, Yemeno Siria, generando un temor constante a una guerra regional que seguirá manteniendo un año más en vilo a millones de personas en Oriente Medio. Mientras, Ucrania ha seguido resistiendo y con la entrada de un año nuevo los ojos están puestos en el tan necesario respaldo de EEUU, ya que podría cambiar con la llegada de Donald Trump, algo que sería un punto de inflexión en la guerra.
Los datos de las guerras son escalofriantes, llegando a alcanzar un triste hito histórico: el mundo alcanzó este 2024 un récord anual de conflictos armados desde la Segunda Guerra Mundial. Así lo recoge el Índice de Paz Global (IPG) del centro de estudios internacional Institute for Economics & Peace (IEP), que revela que el mundo se encuentra en una encrucijada. El índice, publicado en junio de este año, señalaba que, actualmente, existen 56 conflictos, la mayor cantidad desde la IIGM e insistiendo en que se han vuelto más internacionales, con 92 países involucrados en guerra fuera de sus fronteras. El informe también advierte de que si no se realizan esfuerzos concertados, existe el riesgo de que se produzcan conflictos graves.
Estas cifras del IEP, think tank mundial con sede en Sídney (Australia), se han reflejado en los miles de muertos, bombardeos, reclutamientos masivos, los millones de desplazados de sus tierras, la destrucción de los hogares e infraestructuras de los países en conflicto, etc. Consecuencia de ello, tenemos otro informe desgarrador de Armed Conflict Location & Event Data (ACLED), que calcula que han muerto más de 233.000 personas en 2024 en conflictos armados. El centro de investigación, dedicado a recopilar información sobre conflictos violentos en el mundo, recoge en este último informe -de diciembre de 2024- una estimación de muertes que considera "conservadora".
"En los últimos cinco años, los niveles de conflicto casi se han duplicado. En 2020, registramos 104.371 eventos de conflicto; este año, durante el mismo período, casi 200.000", explica ACLED en el documento, donde destaca que estas cifras se deben, en gran medida, al comienzo o reanudación de tres grandes conflictos como es el de Ucrania, Gaza y Myanmar. Pero no es la única razón, ya que la violencia sigue en muchos otros países con altos índices de conflicto como son Sudán, México, Yemen o los países del Sahel. Asimismo, advierte de que "la exposición de los civiles a la violencia, los incidentes de conflicto y el número de grupos armados que participan en la violencia están proliferando".
Ucrania, otro año turbulento
Aquel fatídico 24 de febrero de 2022 ocurrió lo que todos temíamos: estalló la guerra de Rusia en Ucrania. La invasión, que sigue un año más atemorizando a Europa, está a punto de cumplir tres años tras un 2024 lleno de nuevos movimientos por ambas partes. Entre muchos, destacan la ofensiva ucraniana en Kursk, la participación de soldados de Corea del Norte para combatir junto a las tropas rusas, el lanzamiento de misiles de EEUU (ATACMS) de largo alcance contra suelo ruso y el disparo de misiles balísticos de Moscú, que amenazan a toda Europa.
Todo mientras el año 2025 pinta aún más complicado para los ucranianos, ya que con la vuelta del presidente de Estados Unidos electo, Donald Trump, a la Casa Blanca en enero provoca temores sobre un cambio radical en la guerra en Ucrania. El republicano llegó a afirmar que él "pondría fin a la guerra en 24 horas" y abogó por un acuerdo para el alto el fuego en la zona. Sin embargo, se teme que este pacto pase por cortar la ayuda militar que está blindando la Administración de Joe Biden a Volodimir Zelenski y que el país se quede sin armas en su lucha contra el gran poderoso ruso.
Mientras, en el terreno de batalla ambos países se han acusado de cruzar las líneas rojas, con la participación de actores internacionales directamente en la guerra que supone un riesgo de un conflicto de mayor envergadura. Los refuerzos a Kyiv han permitido que esta resistencia sea más duradera, pero habrá qué esperar los siguientes pasos de Rusia, que este año ha ido más allá en sus amenazas al sacar la baza de las armas nucleares. Una nueva advertencia ya que Ucrania en 2024 intentó ampliar su radio de acción hacia otras zonas rusas, llegando incluso a amenazar Moscú. De hecho, allí perpetró el 17 de diciembre un ataque de mayor calado matando con un patinete bombaal jefe de las tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas, Igor Kirillov.
Dos bloques perfectamente definidos
El mundo en esta guerra, pero también en la de Oriente Medio, se ha dividido en dos bloques fundamentales. Por un lado, está el bloque occidental formado por Estados Unidos, la Unión Europea, la OTAN, Israel y Japón, mientras que el contrario comprende a Rusia, China, Corea del Norte e Irán. Los dos bandos en los que se han dividido se ha visto perfectamente reflejado en esta guerra, con un aliado que directamente ha decidido participar con soldados en el terreno de guerra: Corea del Norte.
Una alianza que llega después de que en junio de este año, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, haya suscrito un acuerdo militar con el dirigente norcoreano Kim Yong Un. Dentro de esta relanzada cooperación, Pyongyang envió a miles de militares a Rusia para que colaboren en la recuperación de las zonas controladas por las fuerzas ucranianas. Mientras, Ucrania ha intentado presionar a sus socios, con vistas a acelerar su entrada en la Unión Europea (UE) y en la OTAN. Sin embargo, el proceso está siendo muy lento y sin una respuesta a corto o medio plazo.
¿Cómo están viviendo esta situación los ucranianos?
La resistencia e incertidumbre son dos conceptos que resumen muy bien el cómo afrontan la guerra los ucranianos tras tres largos años. "Ucrania resiste y su pueblo no tiene intención de claudicar", lo resume el periodista Santiago Carrillo en una conversación con laSexta. Es la conclusión a la que llegó tras pasar semanas cubriendo historias más humanas y el día a día de los ucranianos, que publicó en el medio C5N. En ellas, ha podido tener contacto con ucranianos de todas las edades y con historias variopintas de personas que tratan de hacer su vida siendo conscientes de que la "muerte sobrevuela por sus cabezas".
En cuanto a los bombardeos, Carrillo destaca que la "diferencia entre el frente de batalla, ubicado en el este del país principalmente, y Kyiv es abismal". Kyiv es una capital "muy europea y hay más seguridad", pero si te alejas, te encuentras con la "absoluta ruralidad". Es la sensación que tuvo cuando acompañó en uno de sus reportajes a dos españoles que enseñaban a realizar primeros auxilios a adolescentes en escuelas de la región de Chernóbil. Se dio cuenta que las armas suenan mucho más a menudo y, de hecho, en la escuela tuvieron que esconderse en un sótano en unas condiciones deplorables. En ese centro, cuenta, había unos 40 o 41 niños que estaban aprendiendo a realizar primeros auxilios, cuya risa no desaparecía pese a las constantes alarmas. Están "completamente acostumbrados", explica el periodista y lamenta: "Les están rompiendo la inocencia".
"Yo sé que voy a morir. Yo tengo amigos que han muerto en la guerra"
Sin embargo, en el otro lado también hay muchos sueños rotos. Carrillo frecuentaba un bar en Kyiv cerca de donde se hospedaba y se hizo amigo de una pareja joven. Hablando con ellos, llegó a descubrir que el chico era un músico, a quien intentó convencer para poner su música en un corto documental sobre su paso por Ucrania. Pero el joven declinó la oferta, pese a gustarle mucho porque "no puede pensar a futuro" y le dijo: "Yo te lo agradezco mucho, pero yo no pienso a futuro. Ni siquiera a un mes". Le recordó que hay una ley que obliga a los hombres a ir al frente, pese a que él es un simple músico y no quiere ir a la guerra : "Yo sé que voy a morir. Yo tengo amigos que han muerto en la guerra".
Una sensación que se traslada a todo un país y una sociedad ucraniana que ha sufrido mucho: la explosión de Chernóbil, las crisis económicas y ahora la guerra. Es un sufrimiento periódico y ahora se han acostumbrado con la guerra a decir que "esta es mi vida y ya", añade el periodista, quien cree que la propaganda de guerra está siendo especialmente dura y un mensaje que se lanza de que no hay salida a la paz sin la destrucción de Rusia. Algo que le dejó claro a Carrillo el asesor de Zelenski, Mijailo Podoliak, en una entrevista que le hizo, donde es tajante sobre las posibilidades de paz: "No hay paz con un país que solo entiende la guerra".
Este discurso de las altas esferas también acaba calando en la población ucraniana, proliferando un odio hacia lo ruso. "El panorama es seguir resistiendo", ha afirmado el periodista, mientras, en las calles el odio a Rusia es latente con saludos en las calles se han vuelto habituales como "el Fuck Rusia" o "Gloria a Ucrania" o poner banderas rusas en el suelo para pisarlas antes de entrar a establecimientos. "El pueblo ucraniano está en una situación de plena resistencia y va a seguir con más fuerza", es la sensación que tuvo Carrillo al concluir este viaje, asegurando que los ucranianos se han cansado de someterse a las directrices de Moscú.
En cuanto a las soluciones en el futuro, las negociaciones para la paz nacen con puntos muertos ya que hay una inflexibilidad absoluta para llegar a un acuerdo. A esto se suma que Rusia sigue recrudeciendo sus ataques e, incluso, lanzó misiles balísticos y modificó su protocolo de armas nucleares. "No hay perspectiva de futuro y el conflicto sigue escalando con dos claros bloques enfrentados", agrega, señalando que los que sufren las consecuencias de la guerra "tienen ganas de vivir, de viajar, de enamorarse"... porque "su vida ha quedado detenida, pero aun así siguen viviendo".
Oriente Medio, el conflicto más complejo
La vida de los ciudadanos que habitan Oriente Medio no es distinta a la que relatamos de Ucrania. El sufrimiento más absoluto ha sido el compañero de todos los palestinos, que sufren un genocidio por parte de Israel. Pero no son los únicos damnificados, ya que el Estado judío decidió extender más allá la muerte y la destrucción. Lo cierto es Oriente Medio es una zona compleja de definir con distintos nombres, y por países con alianzas complicadas y gobiernos débiles. Los mayores enemigos para la zona son Israel e Irán, pero también sus frágiles gobiernos y la ausencia de una cultura democrática y de avances.
Este 2024 tiene un balance de muchísimos muertos, sobre todo, en la devastada Gaza, donde han sido asesinados más de 45.400 palestinos -la inmensa mayoría niños y mujeres- a causa de la guerra desatada por Israel contra el enclave tras los ataques de Hamás el 7 de octubre de 2023. A esto se suman, al menos 492 palestinos asesinados en la Cisjordania ocupada por fuego israelí. Mientras que sus ataques a Líbano, en respuesta al apoyo del partido-milicia Hizbulá a Hamás, dejaron más de 4.000 muertos, según el último balance de las autoridades libanesas. Una cifra a la que hay que añadir otras víctimas en zonas de Siria, Yemen, así como ataques selectivos a Irán.
Esto se debe a que las hostilidades de Israel han ido a diferentes frentes: contra el partido-milicia chií Hizbulá en Líbano, contra los rebeldes hutíes en el Yemen y las milicias proiraníes en Siria e Irak. Israel ha extendido el conflicto pese a las llamadas de la comunidad internacional de cesar o contener las hostilidades, en un intento fallido de evitar una guerra regional. Israel no quiere, como dice, mantener su seguridad, quiere acabar con los palestinos, quiere que desaparezcan del mapa y así lo expresan libremente desde el Gobierno de Benjamín Netanyahu. Sus ataques no son a objetivos concretos, sino que indiscriminatorios contra civiles, dejando a millones de niños sin agua, luz, comida o condiciones mínimas para sobrevivir.
Por eso, en la zona, a diferencia de amenazas localizadas y con el débil alto el fuego en Líbano, lo que más ha preocupado y que sigue preocupando es el Estado palestino, que ha sido el principal foco del conflicto ante la ausencia de una tregua en medio de alertas internacionales sobre la catastrófica situación y las denuncias realizadas por la ONU y por muchas ONG como Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW). Esta última organización ha tildado la actuación de Israel en Gaza de "crimen de exterminio y actos de genocidio", en línea con la denuncia de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia.
El avance imparable de Israel y la debilidad iraní
Mientras, Palestina se queda sola, Israel ha ido a por los aliados iraníes que buscan el fin de la "ocupación" israelí y mantener su influencia en la región. Los conflictos en la zona durante estos últimos meses se han saldado con diversos varapalos para Irán y la expansión de la influencia de Israel y Turquía. De hecho, el Estado hebreo después del 7 de octubre avanza imparable en sus pretensiones que van más allá, entre las que se incluye una gran conflagración con el país persa en el punto de mira, matando a líderes importantes tanto de Hamás como de Hizbulá.
Israel quiere llevar a cabo un cambio radical en la región y cuenta con el respaldo total de Estados Unidos para ello. Mucha diplomacia, poca solución: es la frase que define la actuación de la comunidad internacional. Mientras Washington envía armas, la Unión Europea actúa como un observador sin aportar soluciones reales ni presionar a Israel. Por su parte, países como España, una decena de ellos, han reconocido al Estado de Palestina, un gesto simbólico que en la práctica se queda en papel mojado porque no aporta una solución inmediata a una zona devastada por un Israel cada día más fuerte y goza de total impunidad.
El caso de Líbano
Las hostilidades entre Israel y Hizbulá despertaron un fantasma llamado guerra israelí-árabe, que recordó lo mucho que sufrieron los países árabes de la zona en la guerra con Israel. De hecho, llegó a producirse una nueva invasión de Líbano a principios de octubre del año saliente. A día de hoy, sigue vigente un acuerdo sobre un alto el fuego que data del pasado 27 de noviembre, pero con violaciones constantes del mismo que amenazan esta frágil tregua.
Durante esta invasión, con muchos muertos civiles, Israel logró descabezar a uno de sus principales enemigos: Hizbulá. Lo dejó sin líder al matar a su dirigente Hassan Nasrallah. Después de él, mató a todos los que estaban señalados como posibles sustitutos de Nasrallah. Ahora queda Naim Qassem, que fue ascendido y aseguró haber consolidado el grupo. "Lo que estamos haciendo es lo mínimo indispensable. Sabemos que la batalla puede ser larga", dijo cuando se dio a conocer su nombramiento como nuevo líder de la milicia-chíi.
Israel también tiene otro enemigo aunque no es de los importantes: los hutíes. De hecho, todo apunta que será su nuevo objetivo a batir, tal como ha señalado en su amenaza el lunes 23 de diciembre el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, quien aseguró que: "Paralizaremos gravemente a los hutíes, dañaremos su infraestructura estratégica y mataremos a sus líderes, tal como hicimos con Haniyeh, (Yahya) Sinwar y (Hassan) Nasrallah, en Teherán, Gaza y el Líbano, lo haremos en Hodeidah y Sana (Yemen)". Por ello, está ejecutando fuertes bombardeos en respuesta a los ataques de los rebeldes en los últimos días.
Irán, su mayo enemigo
En el otro lado, Irán, más débil que cuando empezó la guerra en Palestina, sigue dando apoyo -siempre de forma discreta- a las facciones que hay en los países mencionados. Mientras, la posibilidad de una guerra total en Oriente Medio pasa por un enfrentamiento directo entre Israel e Irán, algo que estuvimos a punto de vivir este 2024. Las tensiones con Irán llevan años fraguándose, pero a partir del 7 de octubre se empezó a temer por una guerra regional.
La gota que colmó el vaso llegó después de que Israel matara a altos cargos de Irán y destruyera el Consulado iraní en Damasco el pasado 1 de abril, en el que mató a 15 personas, incluidos siete integrantes de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria. Esto llevó a una situación crítica en la que Israel decidió responder días después con un ataque con cientos de misiles y drones contra Tel Aviv, una operación que llamó 'Promesa Verdadera'. Sus resultados no es que fueran prometedores, pero sí que fue relevante por ser el primer ataque con misiles contra Israel por parte de otro Estado desde la Guerra del Golfo en 1991.
Pero no fue el único momento crítico. Hubo otro después de que Irán lanzara en octubre otra oleada de misiles en respuesta al asesinato de Haniyeh (en un ataque en Teherán) y al de Nasrallah, causando daños materiales en bases aéreas israelíes. Esto provocó una respuesta de Israel, que ejecutó bombardeos contra territorio iraní, tras sospesar durante semanas una respuesta, que EEUU ha intentado que no desemboque en una guerra total. El país persa, con sus crisis internas tanto políticas como económicas, ha decidido tener una posición beligerante pero no concluyente para iniciar una guerra.
El caso de Siria
Siria, que ahora mismo se encuentra envuelta en un proceso muy complicado para llevar a cabo la transición en el país después del derrocamiento del dictador Bashar Al Assad, también ha sido objetivo israelí. El Estado judío empezó sus bombardeos alegando que actuaba contra la expansión de redes iraníes. Pero tras la caída de Al Assad, Israel, aprovechando el vacío de poder, incrementó sus ataques aéreos en la zona y trasladó tropas a la zona desmilitarizada de los altos del Golán, ampliando así la extensión del territorio sirio que se encuentra bajo su control.
Estos ataques, junto con los de Turquía a los kurdos sirios, han embarrado un hito en la historia del país árabe. El 8 de diciembre fue un día para la historia: una ofensiva de grupos islamistas y rebeldes encabezados por Hayat Tahrir Al Sham derrocaron al régimen de Al Assad tras décadas de represión y varios años de estancamiento en los frentes en la guerra desatada en 2011. Los grupos, en un movimiento inédito, consiguieron aprovechar la debilidad de las fuerzas gubernamentales y la situación que atravesaban los principales aliados de Damasco -Rusia, Irán y Hizbulá-.
Después de la huida de Al Assad y su familia a Moscú, los rebeldes han instaurado unas autoridades de transición. La cara visible de estas autoridades es Ahmed Al Shara, más conocido por su nombre de guerra Abu Mohamed Al Golani, quien a día de hoy intenta hacer un lavado de imagen ante la comunidad internacional debido a su larga trayectoria en distintos grupos terroristas de la zona, incluida Al Qaeda.
Los sirios, con desconfianza pero aliviados por el derrocamiento de un régimen que cometió terribles masacres, siguen pendientes del proceso de transición. Lo ideal es que este sea inclusivo y respete a las complejas minorías que componen el país, pero la realidad es que hay unos intereses que contradicen este deseo. De hecho, los rebeldes apoyados por Turquía ya han lanzado ataques contra zonas bajo control kurdo, mientras ellos buscan un proceso de diálogo.