África se queda sin médicos y enfermeras. Los países del continente invierten en la educación de sus profesionales que acaban ejerciendo en occidente, esto hace que, en países como Gambia no tengan ni una enfermera por cada mil personas. Los expertos hablan incluso de producción de personas para el colonialismo sanitario.
En África muchos no creen en los estados fallidos, como Teodoro Bondyale, sociólogo y enfermero jubilado, que sostiene que son "estados diseñados para cumplir la función de ser un lugar de extracción de recursos" para favorecer a Europa, y pone como ejemplo los nacimientos. Mientras en el viejo continente escasean, en África ocurre todo lo contrario. "Producen seres humanos que van al norte a trabajar porque se vive con mejores condiciones", comenta Bondyale.
Pero a quien sale cara esta transacción es al país de origen, ya que es quien se gasta el dinero en la formación. Es por eso que el sociólogo se queja: "El gobierno senegalés es quien se gasta el dinero en su formación, pero el beneficio se lo lleva Francia". Y, es que, a esto se suma que formar a un profesional en occidente, cuesta mucho más caro que en Camerún o Senegal.
Por eso, la lucha cada vez es más feroz, ahora también con las enfermeras y eso que los ratios por países son muy desiguales. Las últimas cifras del banco mundial indican que hay 9,2 enfermeras por cada 1.000 personas en Reino Unido, mientras que en Gambia no llegan al 0,9.
"En nuestro turno solo hay un 10% de británicos, el resto son nigerianos, filipinos...", se lamenta Maria Luisa Piombe, enfermera en Reino Unido. A pesar de estos datos, Europa sigue tirando de los profesionales de estos países y es difícil frenar una maquinaria tan bien engrasada
Además ellos defienden su derecho a optar a una vida mejor, como el hombre entrevistado en este reportaje, que dice que, si está aquí es porque le ofrecen "cosas que no tengo ahí", como poder salvar vidas, ya que en España la gente no muere deshidratada, como sí pasa en los países africanos, donde ven estos casos todos los días y los sanitarios se frustran al saber que hay solución, pero no está en sus manos.