Libia se acerca de nuevo a una guerra civil, 213 personas han muerto y más de 1.000 han resultado heridas tras dos semanas de combate por el control de Trípoli, la capital. Pero, a pesar de las balas, miles de personas han salido a la calle a pedir el fin del conflicto.
El mariscal Jalifa Haftar, que controla el este del país, se enfrenta al Gobierno de Unión Nacional, reconocido por Naciones Unidas.
"Estamos ayudando a más de 27.000 desplazados internos, así como refugiados del contexto urbano, que son unos 58.000, y los refugiados que están atrapados en los centros de detención en las zonas de conflicto", destaca Paula Barrachina, portavoz de Acnur en Libia.
Libia es un país de detención para los refugiados que intentan llegar a Europa. Ellos, ahora, están atrapados.
"Nuestra máxima preocupación es la situación de los refugiados y migrantes dentro de los centros de detención, porque están atrapados y confinados sin poder salir con el conflicto alrededor", añade Barrachina.
Médicos sin Fronteras calcula que 1.300 personas están encerradas y no pueden salir. Una vez más, los menores son los más vulnerables, 1.800 niños necesitan ser evacuados, según la ONU y Unicef avisa, están en peligro.
"Esta semana hemos podido evacuar desde Trípoli a Níger a 163 refugiados", sostiene Barrachina. Un llamamiento al resto de países para que recuerden que Libia existe.