Las más importantes en décadas
Alemania decide su futuro en unas elecciones marcadas por el auge y la amenaza de la ultraderecha de Weidel
Se la juegan Los alemanes y las alemanas acuden a las urnas para votar tras unos sondeos que dan a la AfD el 20% de los apoyos. Uno de cada cinco, con la ultraderecha.
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Ha llegado el momento de Alemania. El momento en que Alemania se la juega. En el que decide. En el que sus ciudadanos y sus ciudadanas están llamados a las urnas. A votar. A participar en unas elecciones, en unos comicios, que son de vital importancia. Que son clave. Que son vitales para el futuro de un país y de una Europa bajo la amenaza de la ultraderecha.
Porque lo que pocos, o nadie, habrían pensado hace no demasiado está pasando en Alemania. En un país que, a tenor de lo que allí han vivido, parecía que se iba a librar de estas formaciones. De estos partidos. De este tipo de pensamiento. Pero no. No ha sido así. Y no ha sido así por el auge de la AfD. De Alternativa por Alemania. De la formación liderada por Alice Weidel.
Las contradicciones de Weidel
De alguien que cuenta con el total apoyo de Elon Musk. De quien lleva una vida personal cargada de contradicciones que no comulgan con la línea ideológica de su partido. Está casada con una mujer, con la que tiene dos hijos, y lidera una formación que promueve un discurso de que "los niños necesitan un padre y una madre".
Que la "ideología de genero es inconstitucional". Que la familia, para su partido, debe ser la tradicional y estar conformada por un padre, por una madre y por los hijos.
Su esposa, además, es de Sri Lanka. La AfD, en ese sentido, considera que el multiculturalismo "no es cultura". Que la cultura dominante debe ser la alemana. Que, además, criminaliza a los migrantes en sus discursos a quienes Weidel ha llegado a llamar "acuchilladores subvencionados". En su Alemania solo entrarían las "personas altamente cualificadas", y todos los demás deben ser expulsados. En ese sentido, llama la atención que tuviera, sin contrato, a una mujer de Siria como empleada doméstica.
A pesar de querer dar una imagen moderada, Weidel ha evitado condenar el nazismo y los elogios al mismo, y además se sabe que su abuelo fue un destacado juez nazi designado por Hitler.
Cordón sanitario a la ultraderecha
Los sondeos y las encuestas dan a la AfD como segunda fuerza política. Obtendrían, en ese sentido, el 20% de los votos de los alemanes y de las alemanas. La primera, la CDU. Los conservadores obtendrían el 30%, con una caída histórica de los socialistas, que lideran el gobierno saliente, y que quedarían con el 16% del apoyo en las elecciones.
Por debajo de ellos, los verdes, con el 13%, y otras tres formaciones más pequeñas que a saber si terminan por entrar en la cámara de representantes.
A pesar de que la ultraderecha obtendría, según las estimaciones, uno de cada cinco votos, no van a entrar en ningún gobierno. El motivo, que las fuerzas que se presentan a estas elecciones han rechazado ya que vayan a sentarse a negociar con ellos.
Lo que está claro, en el mar de dudas de Alemania, es que Olaf Scholz no va a repetir en el puesto. El apoyo a quien pusiera fin al 'reinado' de Angela Merkel es cada vez menor y el SPD se ha hundido en todas las estimaciones de voto. Tanto él como el conservador Friedich Merz han votado ya en los comicios.
"Todo va a ir bien", ha dicho Merz, líder de los conservadores y favorito en las elecciones federales, después de depositar su voto en Arnsberg, en el estado de Renania del Norte-Westfalia, en el centro-oeste del país. Scholz, por su parte, no ha hecho declaración alguna y se ha limitado a realizar un gesto con el pulgar hacia arriba.
Musk, en campaña
Mientras Europa mira qué es lo que sucede en Alemania, en Estados Unidos han pasado a la acción. Lo han hecho con dos nombres propios. El primero es el de Elon Musk. El del dueño de X y CEO de SpaceX. El de quien es, además, uno de los principales asesores de Donald Trump. Del presidente de EEUU. Del ocupante de la Casa Blanca.
El multimillonario ha mostrado de manera clara su apoyo por la AfD. Lo ha hecho en redes. Lo ha hecho en los mítines. Lo ha hecho siempre que ha visto una opción para hacerlo. Su posición es clara. Su apoyo a la ultraderecha en Alemania es total.
Como también lo es su apoyo a Javier Milei y, ahora también, a Santiago Abascal y a Vox en España. En duda, y lo que tiene a Europa más que pendiente, es cómo es su participación. Cómo puede influir, teniendo X bajo control, en el voto de la ciudadanía en base a los algoritmos que muestra en dicha red social.
El otro nombre es el de JD Vance. El vicepresidente de Estados Unidos ha mostrado también su apoyo a AfD, a la ultraderecha alemana. Tal ha sido así que incluso Scholz le ha respondido: "No aceptaremos que extraños intervengan en nuestra democracia, en nuestras elecciones y en la formación de opinión democrática a favor de este partido".
Alemania se la juega... y Europa también
Así pues, todo dispuesto en el tablero de ajedrez alemán. La CDU parte con ventaja en los sondeos, con una caída brutal del gobierno socialista saliente y con el auge de la ultraderecha germana, algo que no se veía en el país desde hace casi cien años. Mientras, Elon Musk maneja las piezas en redes con Weidel como su 'reina'. El futuro de Alemania, y de Europa, en juego.