El auge de la ultraderecha en Alemania es resultado de cómo el populismo ha capitalizado la pésima situación económica que atraviesa el país. La producción industrial alemana lleva en caída libre desde hace más de un año, algo que ha llevado a rebajar las previsiones de crecimiento.
El catedrático de Economía de la Universidad CEU San Pablo Rafael Pampillón explica que cuando los electores "pierden la paciencia, votan a los extremos". "Llevamos ya dos años con crecimientos negativos. Es una economía que está en recesión", asegura.
La venta de turismos en agosto ha caído casi un 28%, porcentaje que en el caso de los eléctricos se eleva hasta un 69%, según la Oficina Federal de Vehículos Motorizados. Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico en la Universitat de València, asegura que esto tiene que ver con el hecho de que los coches eléctricos que vienen de China "tienen un coste inferior", algo que obliga a las empresas tradicionales a "reducir su capacidad".
Volkswagen se plantea, incluso, cerrar varias fábricas para hacer frente a la crisis. Sin haber sabido tampoco adaptarse a los cambios tecnológicos y a la llegada de la inteligencia artificial, el que fuera el motor económico del continente deja a Europa ante un importante reto.
"Tiene que cambiar ese modelo económico solamente basado en Alemania y quizá necesite grandes empresas europeas a escala automovilística. Pero que sean europeas, no solamente alemanas o francesas, de la energía, de la banca, de las telecomunicaciones", asegura Carbó. En definitiva, Alemania tiene que empezar a cambiar su modelo industrial antes de las elecciones de 2025.