Bajo la mirada de un busto de Karl Marx en la ciudad de Chemnitz, resurgen brotes de extrema derecha. La muerte de un alemán, supuestamente a manos de dos inmigrantes, ha desatado las protestas xenófobas e incluso, la persecución de extranjeros.
La presencia de estos movimientos se debe a diferentes causas. Una de ellas, la económica que afecta principalmente a los territorios del este de Alemania: "La sociedad alemana sigue dividida, podríamos decir metafóricamente por un muro. Macroeconómicamente la sociedad está algo atrasada. Menos nivel de ingresos, PIB per cápita, más tasa de paro…" explica José Manuel Sáenz Rotko, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Comillas.
El haber vivido en una sociedad aislada también ha hecho, dicen los expertos, que los ciudadanos rechacen a los extranjeros: "La gente no tiene una experiencia con personas que vienen de otro país como sí la tienen en Alemania Occidental" asegura Sáenz Rotko.
Los factores económicos e históricos se suman a una ideología xenófoba que cada vez tiene más apoyo entre líderes internacionales, locales o, incluso, entre la propia policía: "Ese tipo de ideología ya está en las instituciones y se sabe que mucha gente en la Policía está cerca o es afín a esta posiciones. Esto a lo mejor explica por qué la Policía ha sido tan permisiva con estos grupos" explica Miguel Otero Iglesias, investigador principal del Real Instituto Elcano.
Los ciudadanos se sienten ninguneados por el Gobierno. Ven en los extranjeros un enemigo, aunque la realidad es otra. En Sajonia, el porcentaje de inmigrantes no llega al 4% y el año pasado, a nivel nacional, solo un 8,5% de los sospechosos de haber cometido un delito eran migrantes en situación irregular o refugiados.