Tensión en California
Los Ángeles sigue bajo el gobierno del caos y el miedo a Trump tras más de una semana de protestas
¿Qué está pasando? Ante las protestas por sus políticas migratorias y por sus redadas en centros de trabajo, el republicano ha enviado la segunda ciudad más poblada de EEUU a 4.000 miembros de la Guardia Nacional y a 700 marines. Tienen potestad para realizar detenciones temporales

Resumen IA supervisado
La situación en Los Ángeles, California, es de máxima tensión debido a las redadas migratorias del ICE y el despliegue militar ordenado por Donald Trump, que ha generado un conflicto con el gobernador Gavin Newsom. Trump ha enviado 4.000 soldados de la Guardia Nacional y 700 marines para controlar las protestas, gastando 134 millones de dólares en el operativo. A pesar de la oposición, una victoria judicial le ha permitido continuar con el despliegue. La alcaldesa Karen Bass ha impuesto un toque de queda ante los disturbios, mientras la población, especialmente la latina, vive con miedo. Trump sigue firme en su postura, ignorando las críticas y utilizando una disposición legal para pasar por alto al gobierno estatal. La situación es inédita en las últimas seis décadas.
* Resumen supervisado por periodistas.
Máxima tensión en California. Máxima tensión en Los Ángeles. En la segunda ciudad más poblada de todo Estados Unidos. Una que vive en el miedo, sumida en el caos y con un Donald Trump en guerra con Gavin Newsom. Con un presidente, desde Washington, en conflicto constante y permanente con el gobernador del Estado. Porque el republicano ya dejó claro en los incendios de hace meses que no había 'feeling' con el demócrata y esas sensaciones se están confirmando con el clima que se vive en el lugar.
Uno que comenzó hace ya más de una semana. Que dio inicio desde que el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, el ICE, realizara unos operativos contra diversos centros de trabajo que se han prolongado en el tiempo. Exacto, redadas. Redadas migratorias. Redadas que han sido rechazadas en pleno por los manifestantes presentes día sí y día también en las calles angelinas y también por las autoridades.
Porque Trump ha desplegado en Los Ángeles a 4.000 soldados de la Guardia Nacional. Porque, además, ha mandado también a unos 700 marines. Porque se va a gastar 134 millones de dólares en transportes, alimentación y alojamiento para que traten de controlar el descontrol que a saber si tiene su origen en el mismo Trump.
En un republicano que tiene puesta su mirada en California. En un Estado de tradición demócrata. Ahí es donde ha mandado a los militares en una decisión que, para el gobernador californiano, está carente de "autoridad" y que llevó incluso a una demanda contra la Administración.
"Donald Trump ha creado las condiciones que han visto esta noche. Ha exacerbado todo. Está mintiendo a la gente. Hay un protocolo, un proceso. A él no le importó", expreso Newsom en la cadena MSNBC.
Victoria judicial para Trump
Pero ahí van a seguir los militares. Y será así porque Trump ha obtenido una victoria judicial, después de que un tribunal de apelaciones le diera la razón en cuanto al despliegue de la Guardia Nacional en Los Ángeles tras las protestas contra las redadas migratorias de su administración.
Primero mandó allí a la Guardia Nacional. Luego, a la marina. Incluso ha coqueteado con la idea de reabrir Alcatraz o con pedir ayuda a Bukele para que haga más macrocárceles como la que tiene en El Salvador. Es allí, a este tipo de lugares, donde quiere Trump mandar a los migrantes.
Los militares, a cargo del mayor general Scott Sherman, pueden detener civiles. Así lo ha confirmado él mismo, quien apunta a la posibilidad de realizar detenciones temporales a la espera de que las fuerzas del orden lleguen y procedan a los arrestos.
Además ha dado detalles acerca del operativo. De ese operativo de 4.000 soldados y de 700 marines. De ellos, 500 están entrenados para acompañar a los agentes del ICE en operativos migratorios. Todo, mientras la tensión no cesa y con las protestas llegando ya a otros puntos del país.
Toque de queda y calles vacías
En Los Ángeles, arrestos y miedo. Tensión y caos. Karen Bass, su alcaldesa, ha tenido incluso que declarar la entrada en vigor de un toque de queda de emergencia ante el aumento de los disturbios. De 20:00 a 06:00. La medida afecta a un área de más de dos kilómetros con un periodo temporal indeterminado.
Todo, para intentar parar la preocupante situación de escalada que se vive en su ciudad. En la, recordemos, segunda ciudad más poblada de todo Estados Unidos. Con mucha población latina. Con muchas personas que se sienten en riesgo ante las medidas de Trump.
Los detenidos se cuentan por centenas. Las calles californianas, llenas de protestas y de enfrentamientos con las autoridades. De vehículos incendiados. De un conflicto continuado entre la administración Trump y el gobierno estatal. Entre Washington y California. En un escenario que parece más bien de película con arrestos sin orden judicial alguna y con los militares patrullando por la ciudad.
"Trump no quiere parar"
La ciudadanía, mientras tanto, aterrorizada ante lo que puede estar por llegar. "No puedo dormir tranquila pensando en qué puede pasar. Los niños están asustados", dice Xiomara, vecina de un barrio de Los Ángeles donde más del 90% de la población es latina. Ella, nacida en Honduras, lleva más de dos décadas en el país y cuenta tanto con la residencia como con hijos que son estadounidenses. Pero, a pesar de todo, teme por su seguridad.
Ella, como tantos otros, se despiertan con el sonido de los helicópteros, de las granadas aturdidoras. De las noticias sobre detenciones y arrestos a migrantes como Alejandro Theodoro Orellana por, presuntamente, "distribuir protectores faciales a supuestos alborotadores".
Pero Trump no está dispuesto a que nada le frene. Ni mucho menos. Queda claro por sus mensajes de "¡Estados Unidos volverá a ser para los estadounidenses!" que comparte en redes sociales. También por desplegar a los militares y por palabras de la propia Xiomara: "No quiere parar".
El escudo de Donald Trump, el jugar al filo de la navaja con las leyes federales y hacer uso de una controvertida disposición que le permite pasar por alto al gobernador de California. Es un hecho que no tiene precedentes en los últimos 60 años.