La tensión con la que se ha abierto la determinante sesión en el Senado, donde no han dejado entrar a las diputadas que impulsaron el proyecto de Ley por la legalización del aborto, da idea de lo divididos que están los argentinos.
Verde contra celeste, manifestaciones y contramanifestaciones, pro y antiabortistas. Las -y los- progresistas llevan "una eternidad" luchando para que Argentina se convierta en el tercer país latinoamericano en legalizar el aborto. Pero cuando este avance parecía cerca, tras su aprobación por el Congreso, parece que, salvo sorpresa, se truncará.
En el Senado se escucharán, según parece, una mayoría de 'noes' alegando "convicciones morales". Esto, en un país en el que los abortos clandestinos son la principal causa de muerte materna, sobre todo entre las mujeres pobres; en el que, pese a todo, se interrumpen 41 embarazos a la hora de media; y en el que niñas de entre diez y 14 años se ven obligadas a dar a luz a 3.000 bebés al año.
Al menos 11 ciudades españolas han salido a la calle por la libre elección de las mujeres.