Pese a la insostenible situación en Gaza, los musulmanes de la franja reciben el Ramadán. Los niños de un hospital de Jan Yunis lo celebran con ilusión. Es un mes sagrado muy inusual para los palestinos que, esta vez, han decorado las tiendas de campaña donde se resguardan, desplazados. Tampoco van empezar el ayuno típico porque, de hecho, llevan pasando hambre desde octubre. 25 personas, la mayoría bebés, han muerto por desnutrición.
"Para que lo sepáis, hemos ayunado durante 5 meses, así que el ayuno no será difícil para nosotros", comenta un jovencísimo gazatí frente a unas ruinas. Sufian Al-Yazji ha acudido a un mercado de Rafah con la intención de hacerse con víveres para romper el ayuno, como manda la tradición, pero no ha encontrado nada. "He venido a comprar pero no encuentro nada que comprar. No hay nada, no hay dátiles ni leche ni nada. No se puede encontrar nada para los niños. ¿Cómo vamos a hacer el Suhour? ¿Cómo vamos a comer el Iftar?", se queja, desesperado.
A la escasez de comida se le suman los incesantes ataques de Israel, que no ha tenido reparos en cargar contra una población hacinada en el extremo sur de la franja. También ha castigado a los palestinos de Cisjordania con numerosas redadas. De hecho, Netanyahu ha ordenado crear miles de celdas nuevas ante los nuevos arrestos en Cisjordania y Gaza.
En un clima de gran tensión, la policía israelí ha impedido el acceso a la mezquita de Al Aqsa a cientos de jóvenes palestinos.
Mientras tanto, el barco de Open Arms con 200 toneladas de ayuda humanitaria sigue a la espera de poder zarpar hacia Gaza con la ayuda que tanta falta les hace.