Las protestas en Tel Aviv contra el Gobierno de Benjamín Netanyahu se mantienen con más fuerza que nunca reclamando un acuerdo para la liberación de los rehenes secuestrados por Hamás. Una de las imágenes más destacadas de las últimas horas ha sido el momento en el que las fuerzas israelíes arrastraron por el suelo a un antiguo general en jefe del Ejército.
Mientras tanto, decenas de aviones de la Fuerza Aérea israelí siguen atacando en estos momentos "objetivos terroristas y lanzacohetes" de Hizbulá en el Líbano, en un fuego cruzado del que también participó este sábado la milicia chií, pero sin embarcarse en una guerra abierta.
"En la última hora, hemos estado atacando extensamente en el sur del Líbano, tras detectar que Hizbulá se preparaba para disparar hacia el territorio israelí", anunció de noche el portavoz castrense, Daniel Hagari. De forma simultánea, y debido a la creciente inseguridad, el Ejército anunció a las 20:30 horas (17:30 GMT) nuevas restricciones para la población civil en el norte del país.
Desde la principal ciudad norteña de Haifa, la tercera más grande del país, pasando por Galilea y algunas comunidades de los Altos del Golán ocupados, quedaron prohibidas las congregaciones de más de 30 personas al aire libre y de 300 en sitios cerrados. Además, cualquier actividad educativa debe disponer de búnkeres cercanos. Esta noche, según la prensa hebrea, Netanyahu celebrará consultas de seguridad con ministros y altos funcionarios de Defensa en el cuartel general de Tel Aviv.
Con anterioridad a esta nueva oleada de ataques, el Ejército israelí aseguró haber bombardeado hoy en el país vecino miles de cañones lanzadores de cohetes "listos para su uso inmediato". Además, dijo haber destruido también cerca de 180 "objetivos", término con el que engloba desde milicianos de Hizbulá a estructura militar. Por su parte, Hizbulá perpetró este sábado al menos nueve ataques contra el norte de Israel, supuestamente dirigidos contra puestos de avanzada, cuarteles o bases militares, según los propios comunicados del grupo en los que detallan cada ataque.
Israel confirmó haber detectado el lanzamiento de unos 90 cohetes contra su territorio, los cuales provocaron fuegos cerca de la divisoria -en un área cuasi desierta tras la evacuación de unos 60.000 israelíes de las comunidades del norte- y el incendio de al menos una vivienda en Kadita.
Pese al incremento del fuego cruzado, nada parece indicar que, de momento, Hizbulá esté dispuesto a iniciar una guerra total con Israel, pese a prometer hace unos días que daría una respuesta "específica" a la explosión simultánea y masiva de miles de buscapersonas en manos de sus miembros, seguida ayer de un ataque en Beirut en el que murieron al menos 16 de sus hombres, entre ellos comandantes.
Las tres jornadas de ataques israelíes han causado al menos 37 muertos y unos 3.000 heridos, según fuentes libanesas. "La cadena de mando militar de Hizbulá ha sido desmantelada casi por completo", dijo hoy el Ejercito en un comunicado, mostrando los rostros de media docena de altos cargos caídos en los once meses de enfrentamientos contra la milicia afiliada a Irán. "Continuaremos operando contra cualquier organización terrorista que represente una amenaza para nuestros civiles en todos los frentes", añadió el texto.
El retorno de los israelíes evacuados de las poblaciones del norte es recientemente uno de los objetivos oficiales de la guerra en Gaza, al igual que derrotar a Hamás o el regreso de los 97 rehenes que siguen cautivos en la Franja, entre otros. Es por ello que Israel ha reiterado que sus ataques contra la milicia proiraní no van a ceder hasta lograrlo. Este viernes, tras el ataque en Beirut -y mientras todavía se escombraban cadáveres-, la Oficina del primer ministro israelí, Benajamín Netanyahu, publicó un sucinto mensaje que decía: "nuestros objetivos son claros y nuestras acciones hablan por sí mismas".
Según varios analistas israelíes, todo depende de si Hizbulá accede a una solución diplomática y se aleja de la divisoria, o de si Irán, por el contrario, opta por "arriesgarlo todo", en palabras de Avi Melamed, ex funcionario de inteligencia israelí y analista regional. "Sólo hay dos opciones posibles: continuar el intercambio de disparos con Israel, lo que conducirá a un conflicto más amplio en un momento en que Hizbulá está en su punto más bajo, o dar paso a una solución diplomática que permita a Israel lograr su último objetivo bélico: devolver a los desplazados a sus hogares en el norte", subraya Melamed.