Un rascacielos de Manhattan ha sido el escenario de un agónico rescate y arresto al mismo tiempo. Los hechos han ocurrido a plena luz del día y ante la mirada atónita e intranquila de muchos viandantes.
El FBI ha acudido al edificio para arrestar a un hombre por fraude financiero. En vez de abrir la puerta a los agentes, el hombre ha decidido romper la ventana de su habitación en la planta 31 y quedarse sentado en el alféizar con las dos piernas colgando al vacío.
Desde allí ha amenazado con suicidarse. Mientras, 100 metros más abajo, todas las miradas y todos los móviles apuntan en su dirección. Los allí presentes eran testigos del aterrador momento y exclamaban para que el hombre no saltase.
La policía ha tratado de negociar con él durante horas, los equipos de emergencias habían colocado un enorme colchón inflable en el suelo, pero finalmente no ha sido necesario usarlo.
Un decidido agente se ha descolgado desde el piso superior y cuando llega a la altura del hombre, le ha golpeado con sus piernas y lo ha empujado al interior del apartamento. Finalmente, ha sido detenido y llevado a prisión cubierto por una manta.