La Asamblea General de Naciones Unidas ha aprobado este martes una resolución que pide un "alto el fuego inmediato" en la Franja de Gaza, después de que Estados Unidos vetara otra en el mismo sentido en el Consejo de Seguridad y de que Egipto y Mauritania solicitaran formalmente una reunión de emergencia.
La votación se ha saldado con 153 votos a favor, 23 abstenciones y 10 votos en contra, los de Israel, Guatemala, República Checa, Austria, Liberia, Micronesia, Nauru, Papúa Nueva Guinea, Paraguay y EEUU. La resolución, sin embargo, no es vinculante.
En concreto, el texto "reitera su exigencia de que todas las partes cumplan sus obligaciones en virtud del Derecho Internacional" con respecto a la protección de los civiles, mientras que también exige "la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes".
Más tarde, el portavoz de la Presidencia de la Autoridad Palestina, Nabil Abu Rudeina, ha agradecido el apoyo de todos los países que han votado a favor de la resolución: "El mundo apoya de forma abrumadora al pueblo palestino", ha asegurado.
Por su parte, antes de la votación, el representante de Israel ante la ONU, Gilad Erdan, ha aseverado que si de verdad el mundo quiere un alto el fuego habría que "llamar a las oficinas de Hamás y preguntar por Yahya Sinwar", el líder del grupo islamista en el enclave.
A su vez, Izzat al Rishq, uno de los altos cargos de Hamás, ha celebrado la resolución de la ONU y ha pedido a la comunidad internacional que continúe presionando a Israel para que se adhiera al alto el fuego. "La posición estadounidense, descaradamente sesgada hacia el fascismo sionista, es la razón de la pérdida cada vez mayor del 'centro moral' que reivindica Biden", ha manifestado
Esta votación se ha producido después de que Washington vetara una resolución presentada ante el Consejo de Seguridad de la ONU para pedir un alto el fuego humanitario en el enclave palestino y de que el secretario general del organismo, António Guterres, invocara el Artículo 99 de la Carta de la ONU, instando al órgano a "presionar" para evitar una catástrofe humanitaria.