A finales de la década de los 2000, el mundo entero empezó a tomar conciencia real de la necesidad de luchar contra el cambio climático, pese a que ya mucho antes los expertos advertían de las terribles consecuencias que se sufriría a nivel internacional si no empezábamos a poner freno a la emergencia climática. Y uno de los símbolos más representativos de este movimiento para concienciar a la sociedad fue la llamada 'Hora del Planeta'.
Fue en Australia donde comenzó esa iniciativa. En 2009, Sídney apagaba todas las luces de su famosa bahía, el puente y la ópera durante una hora para reivindicar la importancia de no consumir excesivamente los recursos del planeta, así como tampoco maltratarlo. Una medida que no tardó en extenderse a todos los países del mundo. En los años siguientes, Londres, París, Nueva York o Pekín se sumaron apagando las luces de sus mayores símbolos y monumentos.
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También España entre esos más de 150 países ya sumados a la propuesta. Durante una hora, de 20:30 a 21:30, Barcelona apaga las luces de la Sagrada Familia, Granada las de la Alhambra o Sevilla las de la Giralda. Y así, poco a poco, el planeta entero ha ido quedándose cada vez más a oscuras, una acción global a la que puede unirse cualquier persona a nivel individual apagando nuestras luces, desenchufando nuestros aparatos eléctricos o dejando el coche en el garaje.