China se prepara para mostrar músculo ante el mundo, un 70 aniversario de su fundación marcado por las tensiones económicas con Estados Unidos pero, sobre todo, por la ola de protestas en Hong Kong.
Un territorio, antigua colonia británica, con un estatus político muy particular: "Tienen un régimen de semiautonomía que les provee una serie de libertades civiles como derecho de expresión, de asociación... Y además una independencia judicial y un Estado de derecho que heredaron de la administración colonial británica", explica Óscar Fernández, investigador en ESADEgeo.
Pero estos derechos, impensables en el resto de China, tienen fecha de caducidad: "Cuando en 1997 el Reino Unido devuelve a China lo que era la colonia de Hong Kong, se estipula que Hong Kong va a tener un régimen de libertades durante 50 años, hasta el año 2047", cuenta Fernando Arancón, director de El Orden Mundial.
En junio se desatan las protestas. La propuesta de una ley de extradición provoca que los hongkoneses, y en particular los disidentes políticos, teman por sus derechos. "Un proyecto de ley para que todas esas personas perseguidas en China y refugiadas en Hong Kong puedan ser extraditadas sin ningún tipo de requerimiento, sin ningún tipo de juicio, sin ningún tipo de procedimiento previo", explica Arancón.
La fuerte presión social ha obligado al Gobierno de Hong Kong a retirar el proyecto de ley, pero las protestas no han cesado. Piden una amnistía para los arrestados y reclaman poder votar a sus gobernantes. El tiempo corre y temen que en 2047, China absorba Hong Kong y con ello sus libertades.