El acuerdo entre Hamás e Israel ha permitido el intercambio de rehenes por prisioneros palestinos. Los excarcelados, eso sí, son niños y mujeres que fueron arrestados, muchos de ellos, en detenciones arbitrarias. Es el caso de Marah, que llevaba 8 años detenida en una prisión israelí y la arrestaron cuando solo tenía 16 años. O el de Fátima, que también ha regresado a casa. Ellas, junto a otras 22 mujeres palestinas han sido liberadas este viernes, así como 15 menores de edad.

Fátima cuenta que fueron "atacadas muchas veces en la prisión". "También escuchábamos cómo los menores se enfrentaban a la misma situación, fueron atacados, dejados sin comida, trasladados a celdas individuales para aislarlos", relata la joven.

También se vivió mucha emoción para recibirlos a los 15 niños, menores de edad, algunos de solo 14 años. "No podíamos salir de nuestras celdas, no teníamos comida, estábamos hambrientos. No hay nada bueno en la prisión, la situación es muy catastrófica", explica Othman, un niño de los excarcelados. Muchos fueron detenidos por insultar o tirar piedras a agentes israelíes. Es lo que Israel llama detenciones administrativas.

Según Esteban Beltrán, presidente de Amnistía Internacional en España (AI), estas detenciones no "son administrativas, sino arbitrarias". "Son detenidas, simplemente, porque el soldado o el guardia dice que afecta a la seguridad nacional", explica, y añade que estos presos "pueden pasar meses o años sin ningún tipo de cargo o ningún tipo de juicio".

Se multiplican estas detenciones arbitrarias

Antes de ataque de Hamás, ya había más de 5.000 palestinos presos en cárceles israelíes, más de un millar de ellos sin una acusación firme. Beltrán señala que "no están acusados de nada, esas personas están detenidas por el hecho de ser palestinas".

Las detenciones arbitrarias que se han multiplicado desde el pasado 7 de octubre, ahora, además, según denuncian las organizaciones humanitarias, están en condiciones de aislamiento e incluso sufren torturas. AI asegura que estos presos sufren "insultos", les obligan a hacer "vivas a Israel" y son sometidos a "abuso físico". "Les someten a un castigo colectivo por el hecho de ser presos palestinos", añade.

Unos 150 prisioneros palestinos abandonarán las cárceles israelíes estos días, pero otros miles seguirán ahí hacinados, sin agua, sin comida, sin abogados, sin cargos y sin juicios.