La vacuna de AstraZeneca ha sido la oveja negra para la Unión Europea. La tensión entre Europa y la farmacéutica por el número de dosis ha lastrado a la compañía una mala fama que para los expertos no está fundamentada.
El epidemiólogo y exdirectivo de la OMS Daniel López Acuña afirma que "no hay razón" que sustente que no se deban usar esas vacunas, si bien algunos países reconocen la creciente desconfianza en torno a la marca AstraZeneca por haber sido la menos eficaz en sus primeros ensayos clínicos.
La Agencia Europea del Medicamento anunció la falta de datos de sus efectos en mayores de 65 años, algo que ha llevado a 14 países europeos, entre los que se encuentra España, a no inoculan la dosis de AstraZeneca a este sector de la población.
Sin embargo, ahora Alemania anuncia que cambiará su criterio y abre la posibilidad de vacunar a los mayores de 65 años con esta vacuna. Tal es el escepticismo que el propio ministro de Salud alemán, Jens Spahn, ha salido esta semana a defender la seguridad y efectividad de la vacuna.
En un comunicado enviado a laSexta, AstraZeneca alude a un estudio reciente en el que se reducen las hospitalizaciones por COVID en un 94%. Los expertos, aseguran que también reduce el contagio. Hasta este viernes, Francia ha puesto solo un 16% de las vacunas de la farmacéutica que tiene a su disposición. Alemania e Italia no llegan al 20%.
España, la que más, ha administrado solo un tercio de sus dosis. El inmunólogo Alfredo Corell hace un llamamiento a la calma: "No hay ninguna vacuna mala". Errores, malentendidos y falta de información; un caldo de cultivo para una vacuna que cumple su función igual que las demás.