"Aún puede haber más paquetes ahí fuera", afirmó el jefe de Policía de la ciudad, James O'Neill, en una rueda de prensa junto al alcalde Bill de Blasio, que agradeció a los agentes que "nadie resultara herido" al término de una "semana realmente difícil".
De Blasio enfatizó que si alguien "recibe un paquete extraño, o ve algo en el correo que no parece correcto, con cables u olor químico, no lo abran y llamen a la Policía", y también lo hagan si observan objetos similares en la calle o en el metro.
El encargado de Inteligencia y Contraterrorismo de la policía local, John Miller, destacó que Nueva York tiene "experiencia" en "terrorismo", pero también atribuyó el buen trabajo a la financiación federal de 160 millones de dólares para que las agencias estén preparadas y puedan desplegar operativos y herramientas, como el camión blindado para transportar artefactos.
Miller situó el comienzo de los acontecimientos en una "casa en el condado de Westchester", en referencia a la del magnate George Soros, y dijo que tanto el FBI como el departamento especializado en bombas de la policía colaboraron "sin fisuras" para hacer un "trabajo de investigación remarcable".
En ese sentido, O'Neill recalcó que la investigación del FBI "está abierta y continúa", e insistió en que en los laboratorios de Quantico, en Virginia, donde se estudian los dispositivos sujetos de ser explosivos, los había con "peligro".