Ayer por la noche, 23 de mayo, un vuelo de Ryanair fue desviado por las autoridades de Bielorrusia, comandadas por el propio presidente del país, Alexandr Lukashenko que, bajo una amenaza de bomba falsa, logró interrumpir un viaje de la aerolínea irlandesa entre Atenas y Vilna (Lituania).
Concretamente, el avión, procedente de un vuelo comercial y ajeno a cualquier destino bielorruso, aterrizó en Minsk, la capital del régimen presidido por Lukashenko. Y la razón reside en un individuo: Román Protasevich, un periodista opositor con el Ejecutivo que estaba en búsqueda y captura.
De acuerdo con la Agencia Reuters, los bielorrusos avisaron a los pilotos del vuelo de Ryanair mediante un avión de combate. Montados en un vehículo MiG-29, de la era soviética, los militares escoltaron el Boeing hasta la capital de su país. En el interior, Protasevich temblaba con la cabeza entre las piernas al conocer su destino, según recogen testigos preguntados por medios locales.
Un avión interceptado por orden directa del presidente
Ryanair también ha querido dar explicaciones sobre el suceso. La aerolínea irlandesa relata cómo la tripulación del vuelo FR4978 "fue notificada por el servicio de control de tráfico aéreo de Bielorrusia de una potencial amenaza de seguridad a bordo y fue instruido a desviar (el avión) hacia el aeropuerto más cercano, Minsk", explica la aerolínea en sus redes sociales.
El consejero delegado de Ryanair, Michael O'Leary, ha calificado lo ocurrido de acto "de piratería aérea patrocinada por un Estado". Ha asegurado que resultó "aterrador" para la tripulación y los pasajeros, pues fueron retenidos "bajo vigilancia armada" y vieron cómo sus equipajes eran registrados.
"Parece que el objetivo de las autoridades era sacar (del avión) a un periodista y a su acompañante. Creemos que también desembarcaron agentes de la KGB en el aeropuerto", ha explicado O'Leary a la cadena de radio Newstalk.
En la misma emisora, el ministro irlandés de Asuntos Exteriores, Simon Coveney, ha confirmado que "cinco o seis personas" abandonaron el avión, "aunque solo una fue arrestada", lo que "sugiere que los otros eran miembros de los servicios secretos".
Ahora, Protasevich sigue bajo el control de las autoridades bielorrusas, mientras la Comisión Europea debate qué consecuencias tendrá para el país oriental esta interrupción "sin precedentes", como denuncian las autoridades europeas.
Varios pasajeros han explicado lo que pasó tras anunciarse que se desviaba el vuelo. Un ciudadano francés, sentado dos filas delante de él, ha asegurado que entró en pánico cuando el piloto anunció que el aparato aterrizaría en Minsk. "Gritaba y discutía con las azafatas, diciendo que no, que no podían aterrizar. Después ya no estaba atemorizado ni enfadado", explicó el viajero en declaraciones recogidas por el portal de noticias lituano 15min.
Los pasajeros tuvieron que permanecer cerca de siete horas en una zona del aeropuerto de Minsk, donde tuvieron acceso a comida y bebida, pero no pudieron ir al baño, según ha explicado. Otro viajero ha contado que inicialmente pensó que el aterrizaje del avión en Minsk se debía a algún problema con el aparato, aunque después entendió que ese no era el motivo real.
Al principio el periodista se puso nervioso, pero cuando se percató de que no había forma de cambiar nada, "se tranquilizó y asumió la situación",
Cuando Protasevich, sentado a tres filas de este pasajero, oyó la noticia de que iban a aterrizar en la capital bielorrusa, se levantó, abrió el portaequipajes, comenzó a sacar cosas de su bolsa que podían contener información, como su móvil y su portátil, y se los dio a su novia, ha agregado. Al principio el periodista se puso nervioso, pero cuando se percató de que no había forma de cambiar nada, "se tranquilizó y asumió la situación", añadió.
Ya en tierra, los pasajeros bajaron del avión y fueron subidos a un autobús y pudo ver como registraron las pertenencias de Protasevich, que fue acompañado por un policía en el vehículo y que ya en la terminal fue llevado por otros cinco o seis agentes, precisó
Un "secuestro" que ha indignado a Europa
Roman Protasevich es uno de los fundadores del canal de Telegram Nexta, que jugó un papel clave en la coordinación de las protestas que siguieron a la reelección del presidente Lukashenko. Al conocerse la noticia, los compañeros de Protasevich no tardaron en pronunciarse, advirtiendo de que al periodista "le espera la pena de muerte" en su país.
Definieron el acto como "secuestro", un término que también ha sido acogido por algunas autoridades internacionales, que en su gran mayoría han denunciado que la operación bielorrusa supone una violación de las reglas internacionales de transporte.
En este sentido, una de las voces más críticas ha sido la del Alto Representante de la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, que ya ha anunciado que desde el seno del CE habrá consecuencias para Bielorrusia: "Se trata de un secuestro, un acto de piratería... no sé qué cosa peor se podría hacer. Y el Consejo Europeo tendrá que dedicar una atención a la relación con Bielorrusia, ha explicado este lunes en una entrevista con Onda Cero.
Por su parte, el Gobierno de Bielorrusia ha asegurado también este lunes que las autoridades actuaron en "pleno cumplimiento" de las normas internacionales al desviar el vuelo. El canal de Telegram asociado con el servicio de prensa del régimen bielorruso ha explicado que el presidente fue "informado de inmediato" de la presunta amenaza y "dio la orden incondicional de dar la vuelta al avión y recibirlo" en la capital.
"No cabe ninguna duda de que las acciones de nuestras autoridades competentes estaban en pleno cumplimiento con las normas internacionales establecidas", ha espetado el portavoz del Ministerio de Exteriores de Bielorrusia, Anatoli Glaz, en un comentario publicado en la página web de la diplomacia bielorrusa.