El primer ministro británico, Boris Johnson, acudió a una fiesta de despedida de uno de sus asesores en Downing Street a pocos días de las Navidades de 2020, cuando a los ciudadanos de Reino Unido se les pedía que no se juntaran con familiares y amigos, en un nuevo episodio del llamado 'Partygate' que ha puesto contra las cuerdas al político conservador.
Johnson se enfrenta a una nueva acusación con una decena de fiestas celebradas en su residencia oficial durante los momentos más duros de la pandemia. Según publica The Mirror, el primer ministro acudió a un festejo para despedir al capitán Steve Higham, uno de sus asesores en materia de Defensa hasta mediados de diciembre de 2020.
De acuerdo con la información publicada, el primer ministro acudió al lugar "durante unos minutos" para agradecer a Higham su servicio y dio un discurso de despedida.
El líder del Ejecutivo británico ha tenido que dar explicaciones a Sue Gray, la funcionaria encargada de la investigación sobre las malas prácticas en Downing Streety cuyo informe podría poner fin a la carrera del excéntrico político conservador.
Limpieza en Downing Street y prohición del alcohol
Boris Johnson tiene dos conejos bajo la chistera para intentar salir airoso del 'Partygate'. Según publica el diario 'The Sunday Times', el primer ministro británico planea una limpia de cargos importante, además de un paquete de medidas "populistas" denominada 'Operación carne roja'.
El dominical adelanta que Johnson tiene entre ceja y ceja a sus dos colaboladores más cercanos: Dan Rosenfield -su jefe de gabinete- y Marin Reynolds -secretario personal-. A ambos les achaca no haber sido capaces de que las informaciones sobre las fiestas del Gobierno británico salieran a la luz.
Además de esta 'limpieza', Johnson plantea medidas como prohibir el consumo de alcohol en Downing Street o congelar la tasa que pagan los ciudadanos para financiar la BBC, así como poner al ejército al frente de la lucha contra la inmigración irregular en el canal de la Mancha.
Johnson, de manera adicional, podría levantar las restricciones contra el coronavirus el 26 de enero y agilizar las listas de espera en la Sanidad pública.