La Unión Europea (UE) quiere que el primer ministro británico, Boris Johnson, detalle sus planes para que el Reino Unido salga del bloque comunitario con un acuerdo, dado que Londres rechaza la salvaguarda para evitar una frontera en la isla de Irlanda pero no ha planteado alternativas concretas a ella. "Esperamos detalles (...) Estamos deseando tener nuevos hechos y nuevas ideas factibles", explicó este jueves un alto funcionario europeo sobre la reunión que mantendrán el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el mandatario británico el próximo domingo durante la cumbre del G7 en Biarritz (Francia) para abordar la cuestión.
Tusk se reunió hoy con el negociador jefe de la UE para el "brexit", Michel Barnier, para "intercambiar opiniones" antes del encuentro, según indicaron fuentes europeas, que rehusaron dar más detalles sobre la preparación de la reunión en el G7. Aunque será el primer encuentro del "premier" británico con un líder de las instituciones comunitarias desde que accedió al cargo, Johnson ya ha podido tomar la temperatura a sus socios europeos con sendas visitas esta semana a la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron.
Ambos recordaron que no pueden renegociarse los fundamentos del acuerdo de salida sellado en 2018 tras dos años de negociaciones entre Bruselas y el Gobierno británico, entonces encabezado por Theresa May, pero se abrieron a estudiar alternativas a la salvaguarda irlandesa. Ahora bien, donde Merkel optó por la conciliación, mencionando un plazo de 30 días para encontrar una solución, Macron lo hizo por la firmeza, asegurando que en un mes no se cambiarán los "equilibrios profundos" de lo negociado.
El presidente del Consejo Europeo -que representa a los 27 Estados miembros- y la Comisión se sitúan más cerca de París en lo que a los tiempos se refiere e insisten en que corresponde a Londres plantear alternativas realistas para evitar que vuelva a cerrarse la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. A las instituciones les gustaría "ver más detalles no al final de septiembre, si no antes", explican las citadas fuentes. "Basado en lo que oímos ayer, podríamos tener que esperar al menos 30 días para tener planes detallados de Londres, pero quizá algo más sustancial puede ser presentado ya el domingo", añaden.
Johnson informó el lunes a la UE de que desea una salida con acuerdo y pidió suprimir la polémica salvaguarda irlandesa por el compromiso de adoptar acuerdos aduaneros alternativos que eviten volver a cerrar la frontera, pero desde entonces no ha precisado cuales. Londres ve en esta cláusula un intento de mantener al Reino Unido en la unión aduanera comunitaria contra su voluntad y un impedimento para desarrollar su propia política comercial tras el "brexit".
La UE, por el contrario, la considera indispensable para garantizar que no vuelve a cerrarse la frontera en el Úlster y para mantener los acuerdos de Paz del Viernes Santo (1998). Bruselas argumenta que es la única solución encontrada entre los Veintisiete y Londres hasta el momento, y pide al Gobierno británico alternativas realistas, legales y que puedan ponerse en marcha desde el primer momento, y no meros compromisos. Sin propuestas todavía sobre la mesa y a poco más de dos meses de que tenga que ejecutarse el "brexit" el 31 de octubre, la UE "tiene que considerar mucho más seriamente que antes" la posibilidad de que al final el Reino Unido se vaya sin acuerdo, advierten fuentes europeas.
Esa es la hipótesis con la que trabajan los Estados para prepararse ante el peor resultado posible y a la vista de las declaraciones de Johnson, quien pese a la voluntad de cerrar un acuerdo está decidido a abandonar la UE el 31 de octubre aunque no lo logre. En todo caso, tanto la delegación europea como la británica coinciden en que la cumbre del G7 no debería focalizarse en el "brexit" y está previsto que Tusk y Jonhson aborden también temas de la agenda del encuentro. A nadie escapa, sin embargo, que la perspectiva de un "brexit" sin acuerdo es uno de los factores de la ralentización de la economía mundial y que, de materializarse, sería muy negativo, con lo que parece inevitable que se aborde durante el debate sobre la situación económica global.