La mayoría de los jueces del Tribunal Supremo de Brasil ha votado para criminalizar la homofobia en una medida que aplauden los activistas preocupados por la reducción de derechos de los homosexuales y el asesinato de cientos de personas LGBT cada año.
Seis de los 11 jueces del Tribunal Supremo de Brasil acordaron que los actos de homofobia y transfobia deberían tratarse de acuerdo a las leyes en vigor contra la discriminación hasta que el Parlamento del país apruebe una ley que se ocupe de la protección de la comunidad LGBT.
Esto haría que la violencia contra las personas LGBT sea un delito y además negar a los miembros de esta comunidad el acceso a la educación o el empleo, así como el servicio en tiendas o la entrada a edificios públicos, sería ilegal.
El Tribunal Supremo reanudará la votación en la primera semana de junio y tras el voto del resto de los jueces, la decisión finalmente entrará en vigor.
Felipe Carvalho, presidente del Grupo de Diversidad de Niteroi, una organización sin ánimo de lucro que se centra en defender los derechos de las personas LGBT, ha descrito la votación como un "paso muy importante".
La homofobia es común en Brasil, un país profundamente religioso en el que tanto la Iglesia católica como el movimiento popular evangélico cristiano son fuertemente críticos de los derechos de los homosexuales y la violencia contra las personas LGBT está muy extendida.
La decisión se produce después de que el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, un autoproclamado "homófobo orgulloso" que tomó posesión en enero, eliminara las responsabilidades LGBT del Ministerio de Derechos Humanos y declarara que Brasil no debe convertirse en un "paraíso para el turismo gay".