35.000 personas se han manifestado este domingo en Bruselas contra las restricciones adoptadas para frenar la pandemia. A lo largo del recorrido, los manifestantes han acorralado a la policía llegando a lanzarles fuegos artificiales.
En respuesta, la Policía ha tenido que utilizar cañones de agua y gas lacrimógeno para dispersar a algunos manifestantes. Los participantes han destrozado el mobiliario urbano, tiendas y montado barricadas a las que han prendido fuego.
Con una incidencia superior a las 1.300 casos, el gobierno belga descarta el confinamiento y la vacunación general, pero sí introduce el teletrabajo, el uso de mascarilla en interiores y el certificado de vacunación.
También ha hablado el primer ministro belga, Alexander De Croo: "¿Vamos a atarlos a una silla y administrarles una vacuna a la fuerza? Creo que convencer a la gente es mejor que obligar a la gente".
En Holanda, segunda noche de protestas en La Haya también por las restricciones. Los manifestantes hicieron barricadas con bicicletas y quemaron contenedores, obligando a la Policía tuvo que intervenir con cargas a caballo y cañones de agua apoyados por los bomberos. Hay al menos 40 detenidos y cinco agentes heridos.
Un fin de semana que muestra las dificultades de los gobiernos europeos para imponer nuevas restricciones ante el avance del coronavirus.