La tensión se palpó en todo momento en el aeropuerto Charles de Gaulle, en París (Francia). En los instantes previos a la pelea se dan forcejeos, empujones y, ya inmediatamente, patadas de los manifestantes a los trabajadores de seguridad. Estos, alarmados, tratan de frenar el avance de los activistas, pero su agresividad va a más: los golpes no cesan y acaban saltando el control de seguridad.
Los postes separadores se convierten en bates en esta multitudinaria pelea. Una pelea que se trasladó desde la comisaría del aeropuerto a la Terminal 1, y en la que al menos tres agentes han resultado heridos en estos disturbios que han implicado a varias decenas de personas. Los manifestantes se congregaron en el aeropuerto para tratar de frenar la deportación del joven kurdo Firaz Korkmaz, de 24 años.
Fue arrestado en febrero por participar en una manifestación prokurda. En concreto, en una concentración en la que se reclamaba información sobre el líder kurdo Abdullah Ocalan, encarcelado desde hace 25 años. Desde su arresto, Korkmaz había sido recluido en un centro de detención administrativa en Metz antes de que se tomara la decisión de deportarlo a Turquía. Allí lo acusan de pertenecer a un grupo terrorista.
Por eso, sus defensores han tratado de frenar su salida de Francia. Según el Conseil Démocratique Kurde en France, Firaz Korkmaz corría el riesgo de ser encarcelado y torturado en Turquía. Aseguran que Korkmaz solo es un activista por los derechos del pueblo kurdo. Pero ni siquiera esta brutal pelea ha conseguido frenarlo. El joven ya está en Turquía, pero se desconoce en qué estado.