Nayib Bukele, presidente de El Salvador, ha anunciado el traslado de 2.000 pandilleros a la cárcel de máxima seguridad que ha levantado en el país. Como si de una película se tratase, Bukele ha anunciado el traslado de estas personas con imágenes de todos ellos llegando de noche, semidesnudo y aguardando apilados en el pasillo a ser trasladados a su celda.

Lo que les espera en el Cecot, una construcción faraónica que equivale a siete campos de fútbol, es una vida de encierro. Con capacidad para 40.000 personas, las luces están encendidas las 24 horas del día, duermen sobre el metal, sin colchón ni sábana. No pueden recibir visitas o hablar con sus abogados y solo abandonan la celda 30 minutos al día para hacer ejercicio en el pasillo.

Es el tercer traslado en año y medio. Bukele asegura que ahí pagarán por los crímenes cometidos contra el pueblo salvadoreño. El primero de estos traslados fue en febrero de 2023 y el segundo, un mes después. Para el presidente, este centro es el símbolo de la guerra contra las pandillas, algo que le sirvió para ser reelegido en las pasadas elecciones.

No obstante, la cárcel también ha sido objeto de fuertes críticas por la violación de Derechos Humanos, con más de 6.000 denuncias por detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones. Se cree más de 150 presos han perdido la vida bajo custodia policial.