Durante la mañana del 9 de septiembre, la ciudad de San Francisco se ponía en marcha. Como cualquier otro día, los ciudadanos acudían a sus respectivos trabajos, paseaban por las calles y se dejaban llevar por la vorágine de la rutina. Todo normal, salvo por un detalle: el cielo estaba completamente naranja a causa de los múltiples incendios que está sufriendo el Estado de California.
A los ojos de un transeúnte era imposible obviar la singularidad de la situación. Donde el sol debería estar alto, iluminando con su luz natural todo el panorama de la ciudad de las cuestas, los coches circulaban con las luces encendidas, las oficinas de los rascacielos brillaban y las farolas hacían su trabajo. Algo que en circunstancias normales nunca habría ocurrido, pero las elevadas columnas de humo, originadas por no uno, sino veinte incendios, han logrado bloquear el sol del norte de California.
La razón de este fenómeno, según el científico americano Daniel Swain, especializado en climatología, se encuentra en la creación de nubes muy gruesas: “Las columnas de humo extremadamente densas y altas de numerosos incendios forestales, algunos de los cuales han estado generando nubes nocturnas de pirocúmulos ("tormentas de fuego"), están bloqueando casi por completo el sol en algunas partes del norte de California esta mañana”, escribe en su cuenta de Twitter.
El experto señala que la cantidad de humo varía en función del lugar. Sin embargo, en el caso del norte de California, donde se encuentra San Francisco, las previsiones son negativas: “Habrá enormes volúmenes de humo durante muchos días, probablemente semanas (e incluso meses)”. Según Swain, esta situación en los cielos no tiene por qué “ser mala todo el tiempo”, pero es un claro ejemplo de la gravedad de los incidentes: “El incendio es tan extremo”, concluye.
Los estragos del fuego
Al menos siete personas han fallecido en Washington, Oregon y California a causa de los incendios. Según las autoridades del condado, como recoge la cadena CBC, tres de las siete víctimas eran de California. El incendio, especialmente extendido por el norte, se conoce como el ‘Fuego Oso’ y, según el New York Times, el humo se ha asentado sobre el área de la bahía de San Francisco, mientras que el fuego ha obligado a miles de personas a huir de sus hogares.
Por otro lado, Craig Shoemaker, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional en Sacramento, asegura que el volumen de humo del ‘Incendio Oso’ se ha elevado a más de 40.000 pies de altura. Básicamente, según el experto, el humo está “creando su propio clima”.
Como explica Marc Redondo, meteorólogo de laSexta, en el programa ‘Aruseros’, una de las consecuencias más visibles de este tipo de incendios, que logran bloquear la visión del sol y alterar el tiempo, es la generación de ceniza. Esta suele terminar en los lagos y contribuye a la contaminación del ecosistema.
Las columnas de humo, como muestran también las imágenes de los satélites, se extienden kilómetros según la dirección del viento. El pirocúmulo, el mismo del que hablaba el meteorólogo Daniel Swain anteriormente, es el gran causante de la nube de ceniza, en una de las tragedias ambientales más dramáticas de Estados Unidos.