La actriz Cate Blanchett ha deslumbrado en el Festival de Cannes con un vestido de tonos verde, negro y blanco de Jean-Paul Gaultier que, al levantar la cola junto al rojo de la alfombra, recreaba la bandera palestina. Blanchett, que ha llegado al festival como embajadora de buena voluntad de ACNUR, ha aprovechado su aparición para dar voz a los refugiados de todo el mundo, desde Gaza a República del Congo, y pedir que se hagan películas sobre sus "increíbles e inspiradoras historias".

Blanchett, colaboradora de ACNUR desde 2015, ha recorrido el mundo para encontrarse con personas que han tenido que huir de sus hogares. En los últimos meses, ha visitado Sudán del Sur, Jordania y Níger, conociendo de primera mano las difíciles realidades de los refugiados.

"Cuando empecé, en 2015, había 60 millones de refugiados y personas desplazadas y ahora son 140 millones, es una cifra enorme", ha señalado Blanchett en un panel celebrado en la sede del Festival de Cannes en el que también participaron la actriz y cantante Cynthia Erivo y el realizador danés Jonas Poher Rasmussen. Es una crisis global, un desafío global, que debería estar en más películas porque el cine es un reflejo de la realidad, ha explicado Blanchett.

"Las historias de los refugiados no son solo de sus duras experiencias, hablan de su sentido del humor y su resiliencia, no son monolíticas. Hay muchas historias que contar", ha explicado la actriz.