Unos 70 diputados franceses han sido víctimas de ataques en sus despachos o domicilios desde el comienzo de la crisis de los "chalecos amarillos" hace tres meses, según cifras del ministro del Interior, Christophe Castaner, recogidas por el diario 'Le Parisien'.

Este número llega después de que el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Richard Ferrand, denunciara este fin de semana un incendio provocado en su residencia de descanso en Finisterre, en la región de Bretaña.

"Siento mucha rabia ante un gesto así. Asumir un cargo es exponerse a la crítica, pero esta violencia y estas intimidaciones son inaceptables. Siempre estaré del lado de los diputados que, como Richard, encarnan nuestra democracia", dijo en el mismo medio el primer ministro, Édouard Philippe.

Los principales líderes de la oposición, desde la presidenta de la ultraderechista Agrupación Nacional, Marine Le Pen, hasta el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, mostraron su solidaridad con el presidente de la AN, exdiputado socialista y uno de los primeros apoyos del presidente francés, Emmanuel Macron, desde de 2017.

El fiscal de Brest, Jean-Philippe Récappé, mantuvo este domingo que no hay indicios que permitan orientar las sospechas del incendio contra Ferrand a grupos de "chalecos amarillos", pero reconoció que es una de las pistas sobre las que trabajan en la investigación.

Frente a otros actos de vandalismo, como el que se cometió en diciembre contra la residencia secundaria del ministro de Ecología, François de Rugy, donde pintaron en la fachada: "Vendido" y "Chaleco amarillo", en el domicilio de Ferrand no dejaron reivindicaciones.

El fiscal consideró en cualquier caso que el siniestro sí parecía "una forma de amenaza o intimidación". Ferrand no se encontraba en la vivienda cuando tuvieron lugar los hechos, ni tampoco su mujer, que según dijo acostumbra pasar mucho tiempo en su casa de Bretaña. Asimismo, denunció en el semanario "Le Journal du Dimanche" (JDD) que las manifestaciones de los "chalecos" este sábado tomaran por blanco la sede de la Asamblea Nacional.

En ese punto se vivió el momento más tenso de la jornada, cuando un hombre de unos treinta años perdió cuatro dedos al explotarle en la mano una granada de gases lacrimógenos que trató de lanzar contra los antidisturbios. Estos ataques contra diputados e instituciones son "inéditos en la V República", según Ferrand, para quien "se han excedido los límites". "No es un signo de perfecta salud democrática", juzgó.