Muere a los 88 años

De chico de barrio a papa: el camino de Francisco, hijo de migrantes italianos, hacia el Vaticano

Los detalles

Desde sus humildes orígenes en Buenos Aires hasta convertirse en papa, Francisco dedicó su vida al compromiso social, la justicia y la defensa de los más necesitados.

Imagen de archivo del papa Francisco con una bandera de Argentina.Imagen de archivo del papa Francisco con una bandera de Argentina.EFE/ANTONIO LACERDA

El mundo despide al papa Francisco, quien ha partido a los 88 años, dejando atrás una huella imborrable como líder espiritual y defensor de los derechos humanos. Nacido en Buenos Aires en 1936, Jorge Bergoglio creció en un barrio humilde, hijo de migrantes italianos que huyeron del fascismo.

A pesar de sus primeros amores juveniles y una vida que parecía tomar otro rumbo, fue a los 21 años cuando encontró su verdadera vocación en el seminario, marcando el inicio de una vida dedicada a la entrega social y al servicio del pueblo.

A lo largo de su vida, el papa Francisco nunca renunció a sus principios, ni a su lucha por los más necesitados. Durante la dictadura de Videla, mostró una valentía inquebrantable, ayudando a disidentes políticos a escapar del país.

Recordaba con emoción cómo refugió a un joven en su coche, salvando su vida ante el peligro de los controles militares: "Lo metí en el auto, lo escondí en el asiento trasero, y pasamos sin problemas, por suerte".

Una de sus amistades más cercanas fue con Esther Ballestrino, quien sufrió la desaparición y muerte de su hija a manos de la dictadura. El papa siempre defendió el derecho a la verdad, recordando el dolor de las 30.000 personas desaparecidas en aquellos años oscuros de la historia argentina. "Siempre he defendido el derecho a saber la verdad", solía decir, visibilizando la tragedia que marcó su país.

A lo largo de su pontificado, no dudó en enfrentarse a presidentes y gobiernos, recordándoles que el poder debe estar al servicio del pueblo. Su lucha por la justicia social y su llamado a la paz y la reconciliación trascendieron fronteras, dejando un legado de humanidad que permanecerá en la memoria colectiva.

Hoy, en su Argentina natal, el papa Francisco recibe un emotivo adiós. La misma nación que lo vio crecer, que fue testigo de su entrega, hoy lo despide con un aplauso al cielo, donde comenzó su vocación y decidió dedicar su vida a la lucha por la justicia, la paz y los más desfavorecidos.

"Con un aplauso al cielo... desde donde decidió luchar por tantos", se despide la Argentina de su hijo más querido.