Se busca nuevo inquilino en Matignon

La cifra que retrata la maldición en la política francesa: cuatro primeros ministros en solo un año

El detonante La crisis de las pensiones y las protestas del campo han dejado un reguero de jefes de Gobierno caídos, solo en el primer ecuador del segundo mandado de Macron.

Los primeros ministros franceses Élisabett Borne, Gabriel Attal y Michel Barnier.Los primeros ministros franceses Élisabett Borne, Gabriel Attal y Michel Barnier.laSexta

Cuatro primeros ministros en solo un año. Es el peculiar récord que ha batido Francia en estos últimos 365 días. Un tiempo en el Emmanuel Macron todavía anda superando el ecuador de su segundo mandato. Parece que el cargo entró en una maldición desde la crisis de las pensiones que forzó la salida de Elisabet Borne y que no pudo erradicar la juventud de Gabriel Attal, ni ahora tampoco la experiencia de Michel Barnier. De nuevo, el Palacio de Matignon busca nuevo inquilino.

La semana arrancaba en Francia con un terremoto político en el que la amenaza de una moción de censura contra el ya primer ministro en funciones Michel Barnier se ha hecho finalmente realidad. Una salida provocada por el aunamiento de fuerzas de los dos lados del centrismo que personifica Emmanuel Macron.

La izquierda unida en el Nuevo Frente Popular y la extremaderecha de Marine Le Pen unían sus fuerzas es miércoles para sacar a Barnier del cargo en el que tan solo llevaba tres meses, convirtiéndose así en el primer ministro galo más efímero de la historia. A penas 24 horas después, durante la mañana de este jueves, Bernier formalizaba su dimisión mientras continúan las apuestas en torno a cuál será el nombre que Macron proponga para sustituirlo.

Ante esta grave crisis política en Francia, el histórico centrista François Bayrou se posiciona como claro favorito como sustituto al frente del Gobierno galo, sin embargo, el presidente de la república ya ha adelantado a última hora de este jueves que habrá que esperar para conocer a su candidato. A espera de conocer el futuro político galo, cabe echar la vista atrás para conocer quiénes fueron y qué les pasó a los precedentes del ya primer ministro en funciones.

La crisis de las pensiones pudo con Borne

La primera líder del Gabinete tras la reelección de Macron en 2022 fue Élisabeth Borne, una mujer leal, discreta y con perfil tecnócrata para enfrentarse a una Asamblea Nacional en la que el macronismo contaba tan solo con mayoría relativa tras los comicios legislativos que se celebraron también ese año.

Venía de la cartera de Trabajo y se convirtió en la segunda primera ministra de la historia de Francia, tras la socialista Édith Cresson (1991-1992). Pese a esos créditos, Borne no supo construir una mayoría de respaldo a buena parte de sus medidas y tuvo que recurrir en numerosas ocasiones al artículo 49.3 de la Constitución para aprobar leyes sin voto del Parlamento. Precisamente, esta acción es la que ha provocado la marcha de Bernier.

Eso le valió sucesivas mociones de censura -a las que sobrevivió gracias al respaldo adicional de los conservadores franceses-, incluido por la aprobación con esa herramienta de la polémica reforma de las pensiones de 2023 en medio de una fuerte oleada de descontento social. En aquella ocasión, superó la moción con solo siete votos de margen. Aquello le ocasionó un fuerte desgaste y Macron decidió prescindir de ella para dar un nuevo empuje a su mandato con un Gobierno renovado en enero de 2024.

La juventud de Attal tampoco fue suficiente

El elegido por el presidente francés para liderar el nuevo Ejecutivo fue Gabriel Attal, quien con 34 años se convirtió en el primer ministro más joven de la historia de Francia. Llegaba de la cartera de Educación y gozaba de la popularidad, la frescura y la buena imagen que Macron buscaba para dejar atrás el divorcio entre el Elíseo y la sociedad que había ocasionado la reforma de las pensiones.

Attal se desempeñó con soltura en su primera gran crisis, las protestas del campo que habían comenzado a finales de 2023 y se intensificaron en sus primeras semanas al frente del Gobierno, pero su estancia en Matignon quedó dinamitada y sentenciada por el propio Macron cuando en menos de medio año ordenó por sorpresa la disolución anticipada de la Asamblea Nacional.

Las elecciones legislativas que siguieron a aquella decisión -una suerte de órdago del presidente tras la victoria de la extrema derecha en las europeas de junio- dejaron la Cámara dividida en tres bloques irreconciliables: la izquierda, el centro macronista y la extrema derecha de Marine Le Pen, además de un pequeño resquicio de la derecha tradicional.

Vuelta al veteranismo con Bernier

Attal renunció a su cargo a consecuencia de los resultados electorales y Francia atravesó su verano olímpico políticamente bloqueada. Tras barajar varios candidatos, Macron apostó por la veteranía del conservador Michel Barnier, curtido en las negociaciones del Brexit, para tratar de dar estabilidad a Francia con el respaldo -en minoría- del macronismo y la derecha tradicional.

Era una tarea casi imposible que Barnier asumió con la receta del diálogo, la cual no le sirvió para esquivar la moción de censura propuesta por el Nuevo Frente Popular a la que se unieron los ultraderechistas de Marine Le Pen. Tras dimitir de forma formal este jueves, Bernier ya es el primer ministro francés más efímero desde la Segunda Guerra Mundial.