Italia ha cerrado colegios, universidades y guarderías hasta el 15 de marzo, una decisión que ha hecho que los profesores y los alumnos busquen medidas para paliar la falta de clases.
Uno de estos ejemplos lo da Luca, profesor de química, que decide grabar sus clases en un aula vacía de la universidad para mandársela a sus alumnos, una medida que afirma no sustituir las clases, sino que las complementa.
Guiseppe Conte, primer ministro italiano, aseguró que se trataba de una "medida extraordinaria" para abordar una "situación extraordinaria".
Y como a grandes males, grandes remedios... el ejemplo de Luca es uno de los muchos que se viven en Italia. También hay centros que han optado por impartir sus clases a través de internet gracias a las plataformas digitales.
En las universidades también se vive este veto. Hay estudiantes cuyas familias no pueden acudir a su graduación porque hay establecidas restricciones en cuanto al número de participantes permitidos.
Para el caso de los más pequeños, el Gobierno italiano trabaja en un bono para subvencionar la presencia de canguros en aquellas casas que no puedan permitirse que un familiar se queden con los más pequeños. Todo mientras que, en las aulas vacías, se limpia intensamente para luchar contra la propagación del coronavirus.