Agredió sexualmente a más de 300 menores
Las claves del juicio al mayor pederasta de la historia de Francia: de las cartas pedófilas declarando su "amor" a las víctimas al encubrimiento de la familia
El contexto A Joël Le Scouarnec se le juzga por agredir sexualmente a 300 menores entre 1989 y 2014, aunque las autoridades creen que fueron más de 400. De hecho, algunos no saben si fueron agredidos sexualmente, como es el caso de muchos testimonios.
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Joël Le Scouarnec, un cirujano de 74 años, se enfrenta a cargos por haber abusado sexualmente de casi 300 niños y niñas durante más de 25 años. El hombre, un reconocido cirujano, padre de tres hijos, y absolutamente ejemplar, es un pedófilo que ha reconocido haber cometido estas barbaridades durante 25 años.
Pese a que declara este próximo jueves en el juicio, este lunes ha querido hablar ante la palabra cedida del presidente del tribunal y ha afirmado que pide disculpas por el dolor causado, tanto a las víctimas como a los familiares.
Él mismo ha reconocido que hizo cosas atroces. Se le juzga por agredir sexualmente a 300 menores entre 1989 y 2014, aunque las autoridades creen que fueron muchos más, incluso más de 400. De hecho, algunos no saben si fueron agredidos sexualmente, como es el caso de muchos testimonios. Algunos están en el juicio como testimonios y no como víctimas porque sus casos han prescrito.
Un macrojuicio con collares de colores para diferenciar a las víctimas
Tal es la magnitud de este juicio, que se han tenido que habilitar dos edificios. En uno, están los abogados de las casi 300 víctimas y testigos, el acusado y el tribunal. En el otro edificio están la prensa, las víctimas y los testigos.
La prensa lleva collares azules, y las víctimas se han diferenciado con diferentes colores. Las que llevan collares verdes son aquellas víctimas que se prestan a dar entrevistas y a responder a las preguntas de los periodistas. En cambio, las víctimas que llevan collares rojos no quieren ser grabadas ni hablar con la prensa, porque muchas de ellas se enteraron de que habían sido agredidas por este cirujano durante la investigación.
Muchas víctimas desconocían que habían sido agredidas
Una de las historias que hemos conocido en los últimos días es el caso de una joven de 35 años que vive actualmente en París. Esta mujer recibió un día una llamada de la policía en la que le preguntaban si conocía a Joël Le Scouarnec. Ella les dijo que no le sonaba de nada, pero cuando le preguntaron qué estaba haciendo el 12 de marzo de 1993, dijo que estaba en el hospital siendo operada de una pancreatitis. Es entonces cunado la citan en comisaria para explicarle que había sido agredida sexualmente por uno de los médicos del hospital.
Todas estas atrocidades salieron a la luz gracias a la denuncia de la hija de unos vecinos a la que había agredido sexualmente. El médico escribía cartas pedófilas dedicadas a las propias víctimas a las que incluso les llamaba "amor" o otros adjetivos cariñosos.
Ha sido precisamente gracias a estos diarios por los que se ha tenido documentación de todas las barbaridades que hizo. En los registros de la policía al domicilio se encontraron varios diarios íntimos, en total unos 3.000 textos.
En ellos, no solo detallaba las agresiones, sino las preagresiones. El pedófilo a veces se topaba con esos niños en el hospital, se imaginaba y fantaseaba con agredirlos. Y no solo eso, la policía también encontró una lista detallada de sus víctimas, con sus nombres, sus edades, e incluso una pequeña descripción de ellas, si eran morenas o rubias.
Gracias a estos textos, la policía pudo ponerse en contacto con gran parte de las víctimas. Estos textos han ayudado también a los psicológicos y los psiquiatras a conocer más la mente de este hombre porque, al ser médico, también se autodiagnosticaba en estos escritos y se definía como "pedófilo incestuoso", "sádico", y decía estar muy orgulloso de ello.
La familia lo sabía y miraba a otro lado
En esta horrible historia, hay una parte oscura también en la familia. Las sobrinas del "intachable" médico también han sido víctimas y, según se ha sabido, la familia lo sabía y miraba a otro lado.
De hecho, él mismo en uno de sus escritos en 1996 reconocía que su mujer sabía que era un pedófilo. Pero más tarde, en 2014, cuando su casa fue revisada por la policía ante la alerta del FBI de que el médico había consumido material pedófilo en redes sociales, su mujer decidió separarse oficialmente de su marido.
Su familia lo describe como un hombre carismático; sus sobrinas, que fueron abusadas por él, decían que era un hombre que se ganaba a la gente. Pero mientras la gente de su trabajo lo definen como un hombre seco y parco en palabras, la justicia y los psiquiatras lo definen como un auténtico pedófilo, coleccionista y con muchas filias.