Santorini (Grecia), el paraíso soñado de apenas 15.000 residentes, se ha convertido en una pesadilla de masificación turística. Con más de 5,5 millones de visitantes anuales, la situación ha alcanzado tal extremo que un concejal local ha solicitado a los vecinos que se confinen en sus hogares.

"Anuncio de emergencia. ¡¡¡Otro día difícil para nuestra ciudad e isla con la llegada de 17.000 visitantes de cruceros!!! ¡¡¡Pedimos vuestra atención y reducimos nuestros movimientos lo más que podamos!!!", declaró el concejal en su red social 'X'.

La afluencia masiva de turistas, una vista cada vez más común en destinos pequeños y pintorescos, está alternando profundamente la vida cotidiana de los residentes. La hermosa Santorini, famosa por sus vistas espectaculares y su ambiente tranquilo, ahora se enfrenta a un mar de turistas que hacen casi imposible caminar por sus calles.

La situación en Santorini no es única. En Portofino, Italia, otra joya turística, hacer una foto sin esperar largas horas de fila es casi misión imposible. En Cinque Terre, con sus pequeñas localidades de apenas un kilómetro cuadrado, moverse se ha vuelto una tarea titánica.

En Croacia, la histórica Dubrovnik, popularizada por series de televisión, recibe más de un millón de visitantes anuales, superando la capacidad de su infraestructura y acusando una sensación de agobio entre los lugareños.

España tampoco escapa de la marea del turismo masivo. Sus lugares idílicos se han transformado en parques temáticos, donde disfrutar de la experiencia original se vuelve cada vez más complicado debido a la sobrecarga de visitantes.