En las últimas semanas, la tensión entre Rusia y Ucrania ha aumentado hasta elevar el riesgo de guerra a una posibilidad real. ¿Cómo hemos llegado hasta este punto? La clave está en el envío de tropas rusas a la frontera ucraniana a lo largo de 2021.
Ya en diciembre del pasado año, hace un mes, la reunión de los ministros de Exteriores del G7 avisaba a Putin de que habría "severas consecuencias" en caso de que este aumento de tropas siguiese produciéndose.
Ahora, se calcula que hay más de 100.000 soldados rusos preparados a escasos kilómetros de Ucrania, algo que se ha constatado a través de satélite con imágenes como las que podemos ver en el vídeo que acompaña a estas líneas.
Estas tropas están en territorio ruso, pero a apenas 40 kilómetros de la frontera, lo que se podría considerar como el preludio de una guerra. Todo en el contexto de una reunión entre Estados Unidos y Rusia en la que Anthony Blinken, jefe de la diplomacia estadounidense, ha insistido en que "habrá graves consecuencias y condena internacional" si Rusia se decanta por el conflicto.
La versión del Kremlin es que ellos son los agredidos porque la OTAN se está expandiendo hacia el este. Pretenden vetar la entrada de Ucrania en la alianza, pero la OTAN no acepta que Putin dicte quién puede unirse y quiere que retire esas tropas cercanas a la frontera.
"No permitiremos la histeria de Occidente, que no intenten sabotear los acuerdos de Minsk", ha advertido Serguéi Lavrov, jefe de la diplomacia rusa.
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En este conflicto, el gas juega un papel fundamental. Hay un gasoducto que une a Rusia y Alemania, por el Báltico, sin pasar por Ucrania. Su funcionamiento depende del permiso alemán, lo que favorece a aumentar la tensión.