Una compañía ferroviaria ha proyectado una línea ferroviaria de 520 kilómetros para atravesar el Amazona, un proyecto que se define como verde, pero con un gran problema: afecta a poblaciones indígenas, algunas de ellas en en aislamiento.

Ante esto, los llamados quilombolas, personas descendientes de esclavos; utilizan la música y el baile para mostrarse unidos en su protesta. y se manifiestan junto a pueblos indígenas de esta región de la Amazonía brasileña. Todos ellos van a ser víctimas de este gran proyecto industrial que culminará en un puerto para la exportación de soja y minerales a China, Estados Unidos y Europa.

"Va a pasar por 22 ciudades chiquititas", informa Verena Glass, de la Artculación anti-GPM de Brasil, y su impactos obre las personas "va a ser muy fuerte". Además, esta línea "pasa muy cerca de seis territorios indígenas que viven aislados o en aislamiento voluntario".

Pero lo cierto es que este proyecto "puede ser catastrófico para los pueblos indígenas de la región", manifiesta Sarah Shenker, activista en Survival International.

Detrás de este proyecto hay tres empresarios portugueses que cuentan con el apoyo de la principal empresa ferroviaria de Alemania. Una compañía que ha participado en otras devastadoras construcciones, como la del Tren Maya en México, donde se han destruido cavernas y acuíferos de gran valor natural e histórico.

Ahora, quienes están en peligro son los pueblos que viven por y para su selva. La ley exige contar con su autorización, pero las empresas se aprovechan de su desconocimiento. "Les piden firmar un documento donde pone que están de acuerdo con el proyecto, pero no tienen ni idea de qué va eso", comenta Verena Glass.

Y hay precedentes. No hace tanto tiempo, este otro proyecto ferroviario acabó con miles de indígenas, entre ellos miembros de los Awás, la tribu más amenazada de la Tierra. "Muchísimos awá murieron como resultado de ese proyecto hace unas décadas y otros se enfermaron y, hasta hoy, los Awá están sufriendo los impactos", dice Sarah Shenker, quien manifiesta que "deberían haber aprendido del pasado". Es por eso que hoy se alza la voz para evitar otra masacre igual.