Muere el papa Francisco

Las contradicciones de Francisco, un papa de izquierdas que se topó con el muro más conservador de la Iglesia

Los detalles
Francisco abrió más que ningún otro papa las puertas de la Iglesia y protagonizó un papado con mensajes y gestos progresistas e inéditos que, en alguna ocasión, se quedaron a mitad de camino para muchos.

El papa Francisco I durante la misa por la Epifanía del 6 de enero de 2014 en la basílica de San Pedro del Vaticano.

El primer papa latinoamericano, argentino y con ideas de izquierdas. Jorge Mario Bergoglio (1936-2025) llegó para, en cierto modo, revolucionar el pontificado de una Iglesia Católica que avanzaba muy a marchas forzadas en cuestiones sociales. Y lo consiguió a su manera. Solo el nombre de papa elegido, en refrencia a San Francisco de Asís, ya supuso una declaración de intenciones, por su humildad y cercanía a los pobres.

En otras cuestiones, políticas, sociales o incluso económicas hacía discursos que a la izquierda clásica le sonaban a música celestial: "Hace falta una revolución económica que ponga el trabajo al servicio del hombre", sostuvo, una expresión que podría haber suscrito cualquier organización anticapitalista. Francisco señaló en varias ocasiones la deriva de un mundo que transita hacia una desigualdad cada vez mayor: "Cada vez hay más ricos y más pobres más pobres", apuntaba a Jordi Évole en 2019 para una entrevista en el programa Salvados.

Francisco I demostró que venía a cambiar las cosas al poco de su nombramiento, cuando viajó a Lampedusa después de la muerte de cientos de inmigrantes que intentaban alcanzar la isla italiana en pateras.. También ha pedido perdón reiteradas veces por los casos de pederastia en la Iglesia y llegó a convocar en 2019 una cumbre antipederastia que reunió a toda la jerarquía episcopal en el Vaticano y tras la que publicó un compendio de reglas para erradicar cualquier caso de abusos, las prácticas del encubrimiento y que equipara la ocultación al abuso.

Bergoglio también defendió a capa y espada un discurso antibelicista que tuvo que insistir en los últimos años por culpa de la guerra en Ucrania y la ofensiva israelí sobre Gaza, entre otros: "Si no se produjeran armas se acabaría el hambre en el mundo", dijo en otra ocasión.

En lo relativo a la causa feminista, el pontífice se sumó en diversas ocasiones, y defendió la igualdad salarial entre hombres y mujeres. Además, Francisco se acercó como ningún otro al coelctivo LGTBI, manifestando públicamente que los homosexuales "merecían respeto" como cualquiera y tenían su lugar dentro de la iglesia si eran creyentes... Pero no todo eran luces.

Las contradicciones de Francisco

Como papa, no, pero como hombre de izquierdas, Francisco, que había levantado una gran expectativa, también decepcionó en este arco ideológico.

Porque el pontífice, no llegó a dar a este coellectivo ni de lejos el reconocimiento que católicos y seminaristas gays buscaban. Al mismo tiempo, ese mismo hombre, no tenía reparo alguno en considerar asesinos a sueldo a los sanitarios que practicaban un aborto legal por decisión libre de una mujer: "Los médicos que hacen un aborto son sicarios", afirmó. Defensor a ultranza de la vida, como marca el dogma católico, en este aspecto no se permitió ni una sola grieta, tampoco para la eutanasia, algo impensable para Francisco: "Es dejar a alguien morir, o como decimos, por lo mucho que nos gustan los eufemismo, eutanasia...".

La vida era el objetivo, pero es que además, solo se podía concebir según marcaban los cánones normativos, es decir, entre "un hombre y una mujer".

Estas opiniones contradictorias hicieron navegar a Francisco entre religiosos que le acuban de alejarse demasiado de los principios eclesiásticos y una sociedad que muchas veces le pedía más transformación de la que podía o quería dar. Expertos como Jesús Bastante sí consideran que Francisco era visto como un hombre de izquierdas para otros miembros de la Iglesia. Conservador y aperturista a la vez, manejó estas contradiciones haciendo una diferencia muy clara entre el amor que todo individuo merece como hijo de dios y la aceptación de su comportamiento.

Imposible, por tanto, etiquetar a un hombre que unos les pareció demasiado atrevido en su progresismo... y a otros demasiado poco.