Ni un detalle le ha faltado al recibimiento de Corea del Norte al presidente ruso, Vladimir Putin, en su visita. Llevaba 24 años sin pisar ese país y Kim Jong-un ha tirado la casa por la ventana para agasajar a su "camarada Putin". Hasta los más pequeños han participado en ese acto en honor al presidente ruso.

Ondeando banderas rusas y flores, el hermético país se echa a la calle para recibir a Putin que llegaba puntual, a las 12:00, hora local. Suena reloj de la emblemática plaza de Pionyang que el presidente del país había engalanado y llenado con toda la pompa para recibir a su camarada. No ha escatimado en gastos, alfombras rojas, más flores, más banderas por todas partes y hasta globos.

Una fastuosa ceremonia, con la plana mayor del ejército y una multitud vestida con los colores de la bandera rusa rendida a su invitado con desfile militar incluido y entre tanto agasajo, Kim ha ejercido de anfitrión guiándole por el amplio recorrido en el que los más pequeños les despedían ondeando banderas.

Al final, una limusina descapotable en la que Kim le ha regalado un baño de masas y vítores a Putin. El presidente ruso ha querido devolver el gesto llevando él mismo a Kim en una limusina rusa. Con un caluroso aplauso, que pueden escuchar y ver en las imágenes que acompañan a estas líneas, le han recibido en el auditorio donde el coreano le ha invitado a disfrutar de un concierto. Más allá de festejo, ambos países han firmado un acuerdo importante de defensa mutua en caso de agresión externa.